Un nuevo estudio publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK) revela que la inteligencia artificial generativa (IA-G) está transformando el panorama laboral global de manera profunda pero matizada. El 25% de los empleos en el mundo pertenecen a categorías profesionales altamente expuestas a los cambios que impone esta tecnología.
Contrario al temor generalizado sobre la desaparición masiva de puestos de trabajo, el informe subraya que la IA-G tenderá más a modificar tareas que a eliminar empleos completos. Se trata de una transición que redefine el "qué" y el "cómo" del trabajo, no necesariamente el "quién".
El informe, titulado “Inteligencia artificial generativa y empleos: un índice global refinado de exposición ocupacional”, se apoya en el análisis de 30.000 tareas laborales reales, combinando inteligencia artificial, microdatos armonizados y validación experta. Este enfoque ofrece a los gobiernos una herramienta concreta para anticipar impactos y diseñar respuestas adaptadas a sus realidades.
Mayor exposición entre las mujeres y en países desarrollados
Uno de los hallazgos más llamativos es el mayor grado de exposición entre las mujeres, especialmente en países de altos ingresos. Allí, casi el 10% del empleo femenino se encuentra en ocupaciones altamente susceptibles a la automatización, frente al 3,5% del empleo masculino. Esta diferencia refleja no solo la segregación laboral por género, sino también una vulnerabilidad estructural en sectores donde predominan tareas administrativas y repetitivas.
En términos geográficos, la exposición más alta se registra en países desarrollados, donde el 34% del empleo puede verse afectado. Esto se explica en parte por una infraestructura digital más robusta y una mayor concentración de empleos en sectores cognitivos y digitalizados.
Los sectores más impactados: medios, finanzas y desarrollo de software
Las tareas administrativas encabezan la lista de funciones susceptibles de transformación. Sin embargo, también se encuentran bajo presión sectores como el desarrollo de software, las finanzas y los medios de comunicación, donde las capacidades de la IA-G —desde la redacción automatizada hasta el análisis de datos complejos— prometen cambiar las reglas del juego.
La OIT advierte que uno de cada cuatro empleos está potencialmente expuesto a la inteligencia artificial generativa
A pesar de la sofisticación de estas herramientas, la automatización total sigue siendo limitada. Muchas tareas aún requieren juicio humano, creatividad, toma de decisiones éticas y adaptabilidad a contextos sociales, competencias difíciles de replicar en máquinas.
Un llamado a políticas inclusivas
Lejos de sembrar alarmismo, el informe plantea un desafío y una oportunidad: cómo gestionar esta transformación de forma justa y equitativa. Para ello, propone el Índice Global OIT-NASK como instrumento orientador para la formulación de políticas públicas.
La transición hacia un trabajo mediado por IA debe ser inclusiva, dialogada y guiada por principios de equidad y protección laboral. Es imperativo que los gobiernos, las organizaciones de empleadores y los sindicatos se sienten a la misma mesa para anticipar escenarios y construir estrategias que promuevan tanto la productividad como la dignidad del trabajo.
No es el fin del empleo, es el inicio de una nueva era.
En tiempos de disrupción tecnológica acelerada, este estudio aporta una mirada equilibrada.
La inteligencia artificial generativa no será necesariamente el verdugo del empleo, sino su catalizador. Pero para que ese futuro sea sostenible, será necesario que las políticas públicas vayan a la par de la innovación tecnológica, y que ningún trabajador quede atrás en esta nueva era del trabajo.