Por: Rodolfo Varela
Urgencia de no Repetir Errores del Pasado
En una jornada que marca un hito legislativo, el Senado chileno aprobó la reforma integral al sistema de adopción, despachando el proyecto a su tercer trámite constitucional en la Cámara de Diputadas y Diputados.
Errores del Pasado que aún Duelen
Durante ese periodo oscuro, miles de niños y niñas —especialmente de sectores vulnerables— fueron separados de sus familias sin consentimiento ni debido proceso, en el marco de una estructura institucional profundamente corrompida. Estas adopciones, muchas veces disfrazadas de “rescate” o “protección”, fueron posibles gracias a una red que operó con el silencio o la aprobación de quienes debían garantizar justicia.
Hoy, esa herida sigue abierta. Existen familias que todavía buscan a sus hijos e hijas, víctimas de una maquinaria institucional que despojó a niños de su identidad, y a sus familias, de su derecho más básico: el de vivir juntos.
Reforma con Principios, pero con Tareas Pendientes
La legislación aprobada incorpora principios como el interés superior del niño, su derecho a ser oído y a mantener vínculos significativos, y garantiza que la identidad cultural, religiosa o étnica del menor sea considerada. También se reconoce el derecho de los adoptados a acceder a su historia y antecedentes biológicos.
Además, se avanza en dar a las familias de acogida la posibilidad de adoptar, reconociendo los lazos afectivos creados durante el proceso de protección.
Sin embargo, senadoras y senadores recalcaron que el éxito de esta reforma dependerá de recursos adecuados, formación profesional, y una coordinación efectiva entre el Poder Judicial, el Ministerio de Desarrollo Social y las instituciones colaboradoras.
Una Oportunidad para Reparar y no Olvidar
Durante el debate se rechazaron propuestas que buscaban priorizar matrimonios heterosexuales, reafirmando que lo central en una adopción es la idoneidad parental, no la orientación sexual. El nuevo enfoque pone en el centro a los niños y niñas, no a las estructuras tradicionales o ideológicas.
Pero este avance también debe ser leído como una oportunidad para reparar el daño del pasado, no solo evitar repetirlo. Chile necesita verdad y justicia en los casos de adopciones ilegales durante la sangrienta dictadura militar. La modernización del sistema es una parte del proceso; la otra, es la memoria y el reconocimiento de quienes fueron víctimas.
El país se encuentra ante un momento histórico.
Esta reforma puede marcar un antes y un después, pero su verdadero valor radica en su implementación. Porque no se trata solo de nuevas leyes, sino de una nueva ética institucional: una donde la infancia no sea usada, olvidada ni silenciada, y donde cada niño y niña tenga el derecho real a crecer en un hogar donde sea amado, protegido y respetado.
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