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2025/09/02

La Izquierda Latinoamericana: Entre la Retórica y la Traición

Por Rodolfo Varela

Como hombre de izquierda, perseguido, torturado y exonerado político, debo decirlo con claridad: nos han traicionado.


Desaparición forzada como garantía de no repetición




En Chile y en gran parte de América Latina, los partidos que se autodenominan progresistas –como el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD), el Partido Comunista (PC) y otros– llegaron al poder prometiendo justicia social, reparación y dignidad para las víctimas de las dictaduras. Pero la realidad fue otra: palabras grandilocuentes, promesas incumplidas y un abandono vergonzoso.


Las Palabras Mágicas Vacías


Conceptos como “democracia”, “estado de derecho”, “igualdad de género”, “pobreza”, “hambre”, “justicia” y “libertad de expresión” se repiten como mantras. Son herramientas de marketing político, usadas para legitimar gobiernos y perpetuar elites, no para transformar la vida de los ciudadanos.


Instituciones que No Cumplen


Incluso organismos como el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y las asociaciones de exonerados, expresos políticos, torturados y familiares de desaparecidos han caído en la burocracia y la indiferencia.
Cuando uno llega a estas instituciones buscando apoyo, la respuesta es fría, mecánica, muchas veces irrespetuosa.

Se olvidaron que detrás de cada expediente hay una vida rota, una familia, un dolor que no prescribe.


Chile: Deuda Histórica Impaga


Después de la dictadura, se prometió reparación digna. La verdad es que las pensiones entregadas a las víctimas no alcanzan ni el 50% del salario mínimo, mientras exautoridades y burócratas se enriquecen con sueldos millonarios.
¿Ese es el concepto de justicia de la izquierda chilena?


Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

Elecciones 2025: El Discurso Repetido


Hoy, en plena carrera hacia las elecciones presidenciales, seguimos escuchando las mismas promesas de siempre.
Se vuelve a usar la memoria de las víctimas como herramienta electoral, prometiendo reparación y justicia para ganar votos.
Pero sabemos lo que ocurre después: llega el olvido, la indiferencia y la traición.


El Poder por el Poder


Lo que se ha visto en muchos gobiernos progresistas de la región no es compromiso con la memoria histórica ni con la dignidad de las víctimas. Es un proyecto para perpetuarse en el poder, usando los derechos humanos como bandera electoral y olvidando su esencia: la defensa del pueblo y la igualdad real.


Conclusión


Hoy denuncio, sin miedo y sin doble discurso:
La izquierda que conocimos, que se decía humanista, se ha alejado de sus principios y ha convertido la memoria de las víctimas en moneda política.
Es hora de exigirle coherencia, transparencia y respeto.
Porque la justicia no se declama. Se cumple.


Latin American Left: Between Rhetoric and Betrayal

Posted by Rodolfo Varela

As a man of the left, persecuted, tortured, and a political exile, I must speak clearly: we have been betrayed.


Forced disappearance as a guarantee of non-repetition


In Chile and across much of Latin America, parties that call themselves progressive – such as the Socialist Party (PS), the Party for Democracy (PPD), the Communist Party (PC) and others – came to power promising social justice, reparations, and dignity for the victims of past dictatorships. Yet reality has been quite different: grand speeches, broken promises, and shameful neglect.


Empty “Magic Words”


Concepts such as “democracy”, “rule of law”, “gender equality”, “poverty”, “hunger”, “justice” and “freedom of expression” are repeated like political mantras. But they have become tools of manipulation – words used to legitimize governments and perpetuate elites, not to bring real change to people's lives.


Institutions That Fail


Even institutions such as the National Institute for Human Rights (INDH) and associations of former political prisoners, exonerated workers, torture survivors, and families of the disappeared have fallen into bureaucracy and indifference.
When one seeks help from these organizations, the response is often cold, mechanical, and disrespectful.
They have forgotten that behind each case file lies a shattered life, a family, a pain that does not expire.


Chile’s Unpaid Historical Debt


After the dictatorship, Chile’s governments – mostly from the left – promised fair reparations. The truth is that the pensions provided to victims do not even reach 50% of the minimum wage, while former officials and bureaucrats continue to enrich themselves with massive salaries.
Is this the concept of justice the Chilean left stands for?


Museo de la Memoria y los Derechos Humanos


2025 Elections: The Same Old Rhetoric


Now, as Chile approaches its 2025 presidential elections, we hear the same empty promises once again.
Victims of the dictatorship are used as tools of political marketing – their pain transformed into votes.
But we know what follows: forgetfulness, indifference, and betrayal.


Power for Power’s Sake


What we have seen in many so-called progressive governments across the region is not a commitment to historical memory or to the dignity of victims. It is a project to remain in power, using human rights as an electoral banner while abandoning their true essence: the defense of the people and genuine equality.


Conclusion


Today I speak out, without fear and without double standards:
The left we once knew – the left that called itself humanist – has drifted away from its principles, turning the memory of victims into political currency.
It is time to demand coherence, transparency, and respect.
Because justice is not a slogan. Justice must be done.


2025/09/01

Presidenciales en Chile: ¿Votamos para el Cambio o para la Continuidad del Abandono?

Posted by Rodolfo Varela

El próximo 16 de noviembre, Chile elegirá nuevamente a su presidente y a sus representantes en el Congreso. Ocho candidatos, muchos ya conocidos, prometen una vez más soluciones para problemas que llevan décadas sin respuesta. Pero antes de dejarnos seducir por discursos de campaña, conviene preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de nuestra propia historia política?


¿Qué debería hacer Chile para crecer más y endeudarse menos?


La ilusión de elegir y la realidad de perde

Quien vota con los ojos cerrados no elige futuro, sino repetición. Los ciudadanos deben entender que no basta con elegir un presidente; es necesario elegir también un Congreso que trabaje en conjunto para aprobar proyectos que beneficien a los chilenos. De lo contrario, seguiremos atrapados en la parálisis política de siempre.

Promesas viejas para deudas viejas


El robo silencioso de las AFP, que condena a nuestros jubilados a pensiones indignas.

La deuda histórica con las víctimas de la dictadura: exonerados, torturados, presos políticos y familias que aún buscan justicia por niños y niñas secuestrados, abusados y vendidos en adopciones irregulares.

Gobiernos que prometen reparación pero entregan migajas, burlándose de quienes cargan con cicatrices físicas y emocionales de un pasado brutal.


Who are the eight candidates for the 2025 Chilean presidential elections?

Candidatos de siempre, indiferencia de siempre

La mayoría de los aspirantes ya se han presentado antes. Ninguno ha demostrado voluntad real para enfrentar estas deudas pendientes. Los discursos cambian, pero la indiferencia se mantiene.

Despertar ciudadano: la única salida

Si el pueblo chileno quiere un país distinto, debe despertar y entender que el único perjudicado de votar por costumbre es él mismo. No habrá derecho a reclamar mañana lo que hoy decidimos ignorar. Se necesita un voto consciente, acompañado de una exigencia clara: programas de gobierno concretos, compromisos verificables y representantes que rindan cuentas, no solo durante la campaña, sino cada día de su mandato.

Conclusión Integrada

Es verdad: Chile no necesita más promesas vacías. Necesita justicia, reparación y dignidad.

Necesita acabar con la intolerancia y la corrupción, ya sea de derecha o de izquierda.


Conozca a los candidatos de las elecciones presidenciales de Chile


Las deudas pendientes

  • Jubilaciones miserables y robo silencioso de las AFP.

  • Víctimas de la dictadura: desaparecidos, torturados, exonerados, presos políticos y familias que aún buscan justicia por los niños y niñas secuestrados, abusados y vendidos en adopciones ilegales.

  • Gobiernos que usan estas heridas solo como herramienta electoral, pero jamás cumplen con una reparación real.

Chile debe decir basta a los políticos que usan el periodo más oscuro de nuestra historia como escudo electoral, pero nunca entregan soluciones reales. Solo se acuerdan de las víctimas, de los jubilados y de los olvidados en tiempo de elecciones.

Chilenos, ni perdón ni olvido. ¡Despierta, Chile!

2025/08/29

11 de Septiembre: Memoria, Justicia y la Vergüenza de un País que Olvida

Por Rodolfo Varela

El 11 de septiembre de 1973 no fue un acto de liberación, fue un acto de traición. Ese día, las Fuerzas Armadas chilenas, lideradas por el traidor Augusto Pinochet, bombardearon La Moneda, asesinaron al presidente Salvador Allende y pusieron fin a la democracia, instaurando 17 años de dictadura, terror y corrupción.



Recordar es hacer memoria junto


La excusa de los golpistas fue que “estaban en guerra”. ¿Guerra contra quién? ¿Contra un pueblo desarmado que solo tenía ollas y palos de escoba? La mentira fue tan grotesca como el horror que vino después: más de 40.000 víctimas de violaciones a los derechos humanos, entre ejecutados, desaparecidos, torturados, encarcelados y exonerados políticos. Niños y niñas fueron abusados, violentados y vendidos a familias extranjeras con complicidad de sectores judiciales, políticos y religiosos.


Yo estaba allí. Trabajaba en Radio Corporación de Santiago junto a más de veinte compañeros cuando fui arrestado y torturado. Ese día comenzó un calvario que duró hasta 1976, cuando debí auto- exiliarme en Brasil para salvar mi vida y la de mi familia.


Radio Cb 114 Corporación 1973


Pero la vergüenza no terminó con la dictadura. Durante décadas, medios de comunicación corruptos y partidarios han manipulado la memoria nacional, silenciando a las víctimas y protegiendo a los responsables. 


Y lo peor: ni los gobiernos de derecha ni los de izquierda han hecho justicia. Han pagado pensiones miserables que ni siquiera alcanzan el 50% de un salario mínimo a víctimas que hoy son, en su mayoría, personas de la tercera edad. Mientras tanto, la clase política se ha dedicado a enriquecerse y blindar sus propios privilegios.


Ni perdón ni olvido


Por eso, el 11 de septiembre no se conmemora. Se recuerda. Se recuerda para gritar que en Chile hubo una dictadura, un genocidio y un asesinato de la democracia. Se recuerda para exigir verdad, reparación y justicia real. Se recuerda para que nunca más un país traicione su propia dignidad.


Chile no puede seguir siendo rehén de una prensa complaciente ni de una clase política indiferente. La memoria de las víctimas merece respeto. La justicia no puede seguir siendo postergada. Y la democracia no puede volver a ser traicionada.

2025/08/28

¿Hasta cuándo la impunidad? La deuda histórica con las víctimas de la dictadura

 

Por Rodolfo Varela

Los gobiernos populistas de Chile han perfeccionado el arte de fingir empatía. Se llenan la boca hablando de “justicia”, “memoria histórica” y “derechos humanos”, pero cuando llega la hora de actuar, prevalecen sus propios beneficios, sus cálculos electorales y los pactos silenciosos con quienes se enriquecieron a costa del dolor ajeno.


Miembros del ex presidente socialista Salvador Allende tras el golpe de Estado del general Augusto Pinochet el 11 de septiembre.

Porque no podemos olvidar las grandes fortunas adquiridas ilegalmente durante la dictadura por agentes de inteligencia, políticos, empresarios, artistas, jueces y religiosos que apoyaron o se beneficiaron de aquella tragedia chilena. Fortunas construidas sobre la sangre de miles de víctimas, sobre el saqueo del patrimonio público y la complicidad institucional.


A mas de medio siglo del inicio de la nefasta dictadura del traidor Augusto Pinochet, la deuda con las víctimas sigue siendo una herida abierta: pensiones miserables, falta de reconocimiento de los abusos sexuales, venta y secuestro de niños y niñas, complicidad de sectores políticos, judiciales y religiosos. ¿Hasta cuándo seguiremos esperando justicia real y reparación integral?


La detención de José Zara en Santiago de Chile, el 27 de agosto, parece un triunfo, pero es apenas una gota en el océano de impunidad. Este antiguo agente de la DINA cumplió 15 años de condena por el asesinato de Carlos Prats y Sofía Cuthbert en Argentina, pero ahora enfrenta un nuevo proceso por el crimen de Roni Moffitt, ciudadana estadounidense de 25 años, asesinada junto al excanciller Orlando Letelier en Washington, 1976.


Aquí corresponde reconocer la decisión del magistrado Alejandro Aguilar, quien ordenó la captura de Zara porque también está procesado como autor de este crimen, así como el fallo previo de la jueza Paola Plaza, que determinó la participación de agentes del Departamento Exterior de la DINA y decidió procesar a Zara junto a Raúl Iturriaga. Son gestos de justicia que contrastan con la tibieza de otras instancias del sistema judicial.


Chile debe asumir el "deber moral" de encontrar a los desaparecidos de la dictadura de Pinochet.


Por el asesinato de Letelier, la justicia chilena solo condenó a Manuel Contreras y Pedro Espinoza. Sin embargo, otros responsables –incluidos Michael Townley y Armando Fernández, hoy protegidos en Estados Unidos– siguen prófugos, mientras el Estado chileno avanza a paso lento en su extradición.


Los gobiernos de turno han preferido administrar la memoria como un recurso político y no como un deber ético. La Corte Suprema ha demostrado tibieza. Y gran parte de la clase política parece temer que abrir por completo estas causas implique remover nombres incómodos que aún circulan en las élites.


La captura de Zara debe ser un recordatorio: la justicia no puede depender de ciclos políticos ni de intereses diplomáticos. Chile tiene la obligación moral de saldar esta deuda histórica con sus víctimas, antes de que la impunidad termine convirtiéndose en norma.


#Chile #Dictadura #Justicia

How Much Longer Can Impunity Last? Chile’s Historic Debt to the Victims of Dictatorship

By Rodolfo Varela

More than 52 years after the beginning of Pinochet’s dictatorship, Chile still carries an open wound: a historic debt to its victims that no populist government has truly addressed.


Members of the former socialist president Salvador Allende after the coup d'état of General Augusto Pinochet on September 11.


Despite endless speeches about “justice,” “human rights” and “historical memory,” political elites have prioritized their own interests while turning a blind eye to the atrocities committed between 1973 and 1990.


Let us not forget the illegal fortunes amassed during that era by intelligence agents, politicians, businessmen, artists, judges, and religious leaders who benefited from the suffering of thousands.


The recent arrest of former DINA agent José Zara in Santiago is a step forward, thanks to Magistrate Alejandro Aguilar and Judge Paola Plaza, who ruled that Zara and Raúl Iturriaga must stand trial for the assassination of U.S. citizen Roni Moffitt in 1976, alongside former foreign minister Orlando Letelier.


Yet many culprits remain at large—among them Michael Townley and Armando Fernández, currently living in the United States—while Chilean authorities move at a frustratingly slow pace to demand their extradition.


Chile must assume the "moral duty" to find the disappeared of the Pinochet dictatorship.

Political calculations and institutional fear have hindered full justice. Too many names from that dark period still circulate within Chile’s elite.


Zara’s arrest should remind us that justice must not depend on political cycles or diplomatic convenience. Chile owes its victims more than symbolic gestures—it owes them truth, reparation, and the guarantee that impunity will never again be the norm.


#Chile #Dictatorship #Justice #HumanRights

2025/08/27

Tratado de Extradición Chile–Brasil: Avance Judicial o Riesgo de Abuso Político

Por Rodolfo Varela

El reciente paso del Tratado de Extradición entre Chile y Brasil a la Cámara Baja del Congreso chileno ha sido presentado como un instrumento moderno para fortalecer la lucha contra el crimen organizado transnacional. Sin embargo, este avance legislativo exige una reflexión crítica y profunda sobre los alcances reales que puede tener en la práctica.


Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile



Un Marco Necesario pero Sensible


No cabe duda de que el crimen organizado ha alcanzado dimensiones que traspasan fronteras, obligando a los Estados a coordinarse mejor para prevenir la impunidad. El nuevo tratado introduce mecanismos más ágiles –como la eliminación de la legalización y apostilla de documentos y la incorporación de la figura de entrega temporal de extraditables–, elementos que pueden acelerar los procesos judiciales y evitar vacíos legales.


El Riesgo de la Politización Judicial


Pero la pregunta crucial es: ¿qué garantías existen para que este instrumento no se convierta en un mecanismo de persecución política disfrazada de justicia penal?


En la historia latinoamericana sobran ejemplos donde tribunales y ministerios de justicia han actuado bajo presiones políticas, especialmente en contextos de polarización. Una herramienta diseñada para combatir el crimen organizado podría, en manos indebidas, transformarse en un arma contra opositores, líderes sociales o periodistas incómodos.


Chile y Brasil: la Confianza como Desafío


Ambos países atraviesan climas políticos complejos, donde las Cortes Supremas son a menudo cuestionadas por decisiones controvertidas. La legitimidad de este tratado dependerá no solo de su contenido jurídico, sino también de la independencia y transparencia con la que se aplique. De lo contrario, corremos el riesgo de validar extradiciones con fines espurios, lo que podría generar conflictos diplomáticos y vulnerar derechos fundamentales.


Llamado a los Pueblos y a la Vigilancia Democrática


El fortalecimiento de la cooperación judicial entre naciones hermanas como Chile y Brasil es valioso. Sin embargo, la ciudadanía y la prensa deben mantenerse vigilantes para que la lucha contra el crimen organizado no se transforme en excusa para la judicialización de la política o la criminalización de la disidencia.


La verdadera modernización del sistema judicial no solo pasa por agilizar procesos, sino por blindar las instituciones frente a la tentación del abuso de poder.

Tratado de Extradição Chile–Brasil: Avanço Judicial ou Risco de Abuso Político

Por Rodolfo Varela

Este 27 de Agosto de 2025, a recente tramitação do Tratado de Extradição entre Chile e Brasil na Câmara Baixa do Congresso chileno foi apresentada como um instrumento moderno para fortalecer o combate ao crime organizado transnacional. No entanto, esse avanço legislativo exige uma reflexão crítica e profunda sobre seus reais impactos.


Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile


Um Marco Necessário, mas Sensível

É inegável que o crime organizado ultrapassou fronteiras, obrigando os Estados a uma coordenação mais eficaz para evitar a impunidade. O novo tratado introduz mecanismos mais ágeis – como a eliminação da exigência de legalização e apostilamento de documentos e a incorporação da figura da entrega temporária de extraditáveis – elementos que podem acelerar processos judiciais e reduzir lacunas legais.

O Risco da Politização Judicial

Mas a pergunta central é: quais garantias existem para que este instrumento não se torne um mecanismo de perseguição política disfarçada de justiça penal?
A história latino-americana fornece inúmeros exemplos em que tribunais e ministérios da justiça atuaram sob pressões políticas, especialmente em contextos de polarização. Uma ferramenta criada para combater o crime organizado poderia, em mãos erradas, ser usada contra opositores, líderes sociais ou jornalistas incómodos.

Chile e Brasil: A Confiança como Desafio

Ambos os países atravessam momentos políticos complexos, nos quais suas Cortes Supremas são frequentemente questionadas por decisões controversas. A legitimidade deste tratado dependerá não apenas do seu conteúdo jurídico, mas também da independência e transparência na sua aplicação. Caso contrário, há risco de validar extradições com fins espúrios, gerando conflitos diplomáticos e violando direitos fundamentais.

Um Chamado aos Povos e à Vigilância Democrática

O fortalecimento da cooperação judicial entre nações irmãs, como Chile e Brasil, é valioso. No entanto, a sociedade civil e a imprensa devem permanecer vigilantes para que a luta contra o crime organizado não se transforme em desculpa para judicializar a política ou criminalizar a dissidência.

A verdadeira modernização do sistema judicial não passa apenas por agilizar processos, mas por blindar as instituições contra a tentação do abuso de poder.

Populismo de derecha e izquierda: una traición a los pueblos latinoamericanos

 Por Rodolfo Varela


Soy un hombre de izquierda y me avergüenza ver cómo muchos partidos que alguna vez representaron la esperanza de justicia social se han corrompido, priorizando sus propios intereses por encima del bienestar de la gente. Lo mismo ocurre con sectores de derecha, que repiten el mismo patrón de manipulación y populismo barato.


Latin America

Ambos extremos usan palabras como "democracia", "estado de derecho" y "soberanía" para despertar emociones patrióticas, ocultando crisis internas, corrupción y falta de propuestas concretas.


La hipocresía del discurso antiestadounidense

Algunos gobiernos movilizan al pueblo en contra de Estados Unidos, culpándolo de todos los males internos, mientras dependen de su tecnología, inversiones y comercio para sobrevivir. Si Washington cierra la llave, muchas economías latinoamericanas se paralizarían, demostrando que la retórica nacionalista es solo un recurso para perpetuar el poder y desviar la atención de la incompetencia local.


La responsabilidad del poder judicial supremo


El poder judicial supremo tiene el deber de velar por la correcta aplicación de la justicia y por el cumplimiento de la Constitución, no de actuar como un poder político paralelo. No es un poder emanado del voto popular, por lo que debe limitarse estrictamente a sus funciones constitucionales. Cuando asume un rol que supera esos límites, corre el riesgo de convertirse en un golpe de Estado judicial, alterando el equilibrio democrático.


Cómo desenmascarar el engaño


  • Comparar palabras y hechos – ¿Las acciones de estos líderes y jueces corresponden a sus discursos?

  • Cuestionar la vaguedad – Si no hay propuestas claras, probablemente haya manipulación detrás.

  • Exigir transparencia – Sin debate público ni rendición de cuentas, no hay democracia real.


La verdadera izquierda —como la verdadera derecha democrática— debería trabajar por el pueblo, no contra él. Y el poder judicial debe garantizar justicia y Constitución, no gobernar desde las sombras. Hasta que la honestidad y la responsabilidad vuelvan a toda la estructura política y judicial de América Latina, seguiremos atrapados en un ciclo de pobreza, dependencia, ignoranacia y engaño.

Right and Left-Wing Populism: A Betrayal of Latin American Nations

By Rodolfo Varela

I am a man of the left, and I feel ashamed to see how many parties that once represented the hope of social justice have become corrupt, prioritizing their own interests over the well-being of the people. The same happens with right-wing sectors, which follow the same pattern of manipulation and cheap populism.


Los países de América Latina


Both sides use words like "democracy," "rule of law," and "sovereignty" to stir patriotic emotions, while hiding internal crises, corruption, and the lack of real proposals.


The Hypocrisy of Anti-U.S. Rhetoric


Some governments mobilize their people against the United States, blaming Washington for all internal problems while depending heavily on its technology, investments, and trade. If the U.S. were to “close the tap,” many Latin American economies would collapse, proving that nationalist rhetoric is merely a tool to maintain power and distract from domestic incompetence.


The Responsibility of the Supreme Judicial Power


The supreme judicial power must ensure the proper application of justice and the full observance of the Constitution, not act as a political force. Since it is not a power granted by popular vote, it must remain strictly within its constitutional role. When it goes beyond these limits, it risks becoming a judicial coup, undermining democratic balance.


How to Expose the Deception


  • Compare words and actions – Do these leaders’ and judges’ actions truly align with their speeches?

  • Question vagueness – If no clear proposals are offered, manipulation is likely at play.

  • Demand transparency – Without public debate and accountability, there is no real democracy.


Conclusion

True left-wing politics —just like true democratic right-wing politics— should work for the people, not against them. And the judiciary must safeguard justice and the Constitution, not govern from the shadows. Until honesty and accountability return to the entire political and judicial structure of Latin America, our nations will remain trapped in a cycle of poverty, dependency, and deception.


2025/08/25

Impunidad y Dictaduras: La Amenaza que Persiste en América Latina

By Rodolfo Varela

En agosto de 2025, la Agrupación de Familiares de Ejecutadas y Ejecutados Políticos (AFEP) de Chile emitió una declaración categórica: la memoria, la verdad y la justicia no son negociables.


Dictaduras en América Latina: factores internacionales y regionales 


Este pronunciamiento surge como respuesta a las iniciativas del Senado y la Corte Suprema que buscan otorgar beneficios carcelarios a criminales de lesa humanidad, apelando a su avanzada edad o estado de salud.

AFEP denunció que estas medidas constituyen una “nueva revictimización” y una “señal de incivilidad”. Además, alertan sobre una peligrosa tendencia regional: el blanqueo de dictaduras y la manipulación de la justicia en América Latina.



Dictaduras: de derecha, de izquierda y de falsas banderas ideológicas


En gran parte de la región, el discurso democrático ha sido cooptado por gobiernos que, bajo falsas banderas de izquierda o derecha, perpetúan modelos de exclusión, corrupción y enriquecimiento ilícito de élites políticas y empresariales.

Estos regímenes usan el poder para desinformar, acallar voces críticas y mantener en la ignorancia a los sectores más vulnerables. Mientras tanto, las víctimas de las dictaduras militares y de las falsas democracias siguen esperando justicia, reparación y garantías de no repetición.




Las dictaduras militares en América Latina”: Entre la manipulación y los intereses económicos



El caso chileno: una herida que no cierra

En Chile, más de 51 años después del golpe militar, siguen pendientes la ubicación de 1.100 detenidos desaparecidos y la definición de responsabilidades penales en más de 3.500 crímenes de lesa humanidad.

La AFEP recordó que el Poder Judicial fue cómplice durante los 17 años de dictadura, desoyendo recursos de amparo y legitimando la impunidad frente a crímenes de tortura, prisiones ilegales, exoneraciones políticas, asesinatos, secuestros e incluso la venta de niños y niñas a familias extranjeras.

Por ello, las actuales propuestas de beneficios carcelarios representan un retroceso inadmisible y un golpe directo a la dignidad de las víctimas y a la memoria histórica del país.

La urgencia de una conciencia latinoamericana

La lucha contra la impunidad no es solo un desafío chileno; es una deuda moral de toda América Latina.

Las dictaduras, sean militares, civiles o camufladas de democráticas, han dejado un saldo de pobreza extrema, corrupción en medios y periodistas, desinformación y desigualdad estructural.

En muchos casos, estos regímenes han inventado supuestos golpes de Estado para justificar la represión, cuando en realidad se trataba de manifestaciones violentas de un pueblo insatisfecho con las políticas de su gobierno, cansado de promesas incumplidas y de la manipulación política que niega cambios reales.

Escribo estas líneas no solo como observador, sino como testigo directo de esta historia.

Fui preso político, torturado y exonerado durante la dictadura en Chile. En 1976, debí exiliarme junto a mi familia para sobrevivir.

Por eso, sé de primera mano que la justicia tardía es injusticia. Y que la impunidad —disfrazada de humanidad o reconciliación— siempre será una amenaza para las generaciones futuras.


2025/08/22

Medios de comunicación: la gran farsa de la objetividad

Por  Rodolfo Varela

En América Latina, gran parte de los medios de comunicación han dejado de ser guardianes de la verdad para convertirse en voceros de gobiernos corruptos y de las élites que los financian. Lo que debería ser un servicio público esencial –informar con veracidad, objetividad y responsabilidad– se ha transformado en una maquinaria de manipulación y propaganda.


¡Vamos con un nuevo micrófono de la Vergüenza!

La palabra mágica: “Democracia”

Resulta repugnante ver cómo periodistas, locutores, locutoras y comentaristas utilizan la palabra “Democracia” como un escudo, una especie de palabra mágica para encubrir su militancia política y su sumisión a intereses económicos. Hablan de libertad de prensa, pero callan o distorsionan la realidad cuando esta incomoda a quienes les pagan.

Periodismo militante y lucrativo

Muchos profesionales del medio han traicionado la esencia de su oficio. Ya no buscan la verdad, sino proteger a partidos, gobiernos, asociaciones, ONG, reparticiones públicas y empresas que les garantizan privilegios. Su compromiso no es con la ciudadanía, sino con el poder y el dinero. No informan: manipulan. No entretienen: distraen. No investigan: encubren.

Mi denuncia como hombre de medios

Después de más de 50 años de trayectoria en radio y comunicación, y como exdirector de importantes emisoras en Chile, puedo decirlo con autoridad: gran parte del periodismo actual ha perdido su rumbo ético. La objetividad se ha vuelto una excepción y la verdad, una moneda de cambio.

Una traición a la sociedad

Cuando los medios se vuelven cómplices de la corrupción, dejan de cumplir su función democrática. En lugar de empoderar a la ciudadanía, la mantienen desinformada, alimentando el cinismo y debilitando las bases de cualquier sociedad libre.


Periodismo militante


Conclusión

La denuncia es clara: estamos frente a un sistema mediático que ha vendido su independencia y se refugia en la “Democracia” para justificar su servilismo. Mientras esto no se enfrente con valentía, el pueblo seguirá siendo víctima de la gran farsa informativa.

2025/08/21

El Tanquetazo: Lección Histórica sobre lo que Realmente es un Intento de Golpe de Estado

Posted by Rodolfo Varela

En la memoria política de Chile, el Tanquetazo, ocurrido el 21 de junio de 1973, marca el primer gran intento de quebrar el orden constitucional mediante la fuerza militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende. Un hecho que, a diferencia de otras expresiones sociales, no admite matices: fue un golpe de Estado en marcha, aunque fracasado.


Esto fue “El Tanquetazo”, el intento de golpe de Estado contra Salvador Allende


¿Qué fue realmente el Tanquetazo?


El levantamiento, liderado por el coronel Roberto Viaux, incluyó el uso de vehículos blindados del Ejército en pleno centro de Santiago, con el objetivo de sembrar el pánico y forzar la renuncia del presidente. Fue un acto coordinado, planificado y ejecutado con armamento militar, una acción típica de insubordinación castrense destinada a romper la institucionalidad democrática.

No fue protesta, no fue expresión ciudadana. Fue un intento armado de cambiar el poder político por la fuerza, sin participación del pueblo como actor decisivo.

52 years have passed since the prelude to the coup: the Tanquetazo

El contraste con 2019: manifestación social no es intento de golpe de Estado

Es importante recordar que en 2019, Chile vivió un estallido social marcado por protestas masivas, disturbios e incluso violencia urbana. Sin embargo, por más que se trató de un episodio crítico y doloroso, no constituyó un intento de golpe de Estado.

Fue la expresión de un pueblo profundamente insatisfecho con desigualdades históricas, no una conspiración militar para derrocar a un presidente electo.

Llamar “golpe de Estado” a toda forma de protesta —por violenta que sea— es confundir categorías políticas esenciales y, lo que es peor, desvirtuar hechos históricos innegables como el Tanquetazo.


                                                        Levantamiento social en Chile


Una advertencia para América Latina

Hoy, medio siglo después, algunos jueces y analistas en América Latina parecen olvidar la diferencia entre una manifestación popular y un intento de golpe militar.
El Tanquetazo dejó claro que un golpe implica planificación militar, uso de armas, ocupación de puntos estratégicos y ruptura deliberada del orden constitucional.
Una protesta, incluso con violencia, sigue siendo una expresión social, no un acto de sedición militar.

Cierre crítico

Cuando jueces califican protestas sociales como intentos de golpe, banalizan los crímenes cometidos en verdaderos golpes de Estado y ponen en riesgo la memoria histórica de los pueblos.
La lección del Tanquetazo es clara: sin armas, sin mando militar insurrecto y sin plan de ruptura institucional, no hay golpe de Estado. Lo demás es manipulación política disfrazada de interpretación judicial.

2025/08/20

Los políticos fueron criados por el pueblo: ¿realidad o trampa de la democracia?

 Por Rodolfo Varela


La frase “los políticos fueron criados por el pueblo” parece, a primera vista, un recordatorio poderoso del principio democrático: en teoría, los representantes son elegidos para servir a quienes los votaron. Sin embargo, cuando la miramos con atención, también revela una amarga contradicción: el pueblo entrega poder para, demasiadas veces, ser traicionado por aquellos a quienes confía su destino.



“Democracia sin ciudadanos activos es solo una ilusión.”



Elección popular: el voto como ilusión de poder


En democracia, el voto es el instrumento mediante el cual los ciudadanos eligen a sus representantes. Pero lo que debería ser un acto de soberanía, en muchos países se ha convertido en un ritual vacío. El ciudadano vota, se ilusiona y después asiste impotente al espectáculo de políticos que trabajan más por sus propios intereses que por el bien común.


Representación política: de la promesa al beneficio propio


Los políticos deberían encarnar la voz de sus electores, transformar necesidades en políticas públicas y representar la diversidad de la sociedad. La realidad, sin embargo, es otra: corrupción, acuerdos de pasillo, favores a grupos de poder y leyes que rara vez reflejan los verdaderos problemas de la gente. Así, la representación se transforma en simulacro y el interés público queda subordinado al interés privado.


Rendición de cuentas: el olvido del pueblo


La democracia establece mecanismos para exigir responsabilidad: elecciones periódicas, fiscalización, incluso la revocación de mandato en algunos países. Pero estos mecanismos son frágiles si el pueblo olvida su poder. Y eso ocurre a menudo: la ciudadanía, mal informada y desencantada, deja de fiscalizar a quienes gobiernan en su nombre. El resultado: políticos que actúan con impunidad, sabiendo que rara vez serán castigados.


El poder judicial: la “dictadura de los jueces”


Un aspecto poco discutido es que los mismos políticos, elegidos por el pueblo, son quienes designan a los jueces de las cortes supremas. Estas autoridades judiciales nunca reciben un voto ciudadano, pero gozan de un poder absoluto que puede marcar el destino de un país. En muchos lugares de Sudamérica, esta práctica ha derivado en una verdadera dictadura judicial: cortes que actúan en beneficio de intereses políticos y económicos, blindando a los poderosos y castigando selectivamente a los opositores. Así, el pueblo entrega un poder que nunca podrá controlar.


Medios de comunicación: concesiones al servicio del poder


Otro frente de control son los medios de comunicación. Los gobiernos y políticos de turno otorgan concesiones a grupos empresariales que, a cambio, devuelven favores con información parcial, manipulada o directamente falsa. La prensa, que debería fiscalizar y servir como contrapeso, muchas veces se convierte en cómplice de la mentira, contribuyendo a desinformar al pueblo y reforzar los intereses de las élites.


Participación ciudadana: la gran ausente


La democracia no se limita a votar cada cuatro años. Exige participación, debate, fiscalización y protesta. Sin embargo, buena parte del pueblo se acomoda en la indiferencia, preocupado solo por su bienestar inmediato. Ese vacío lo ocupan los políticos, que acumulan poder sin contrapesos y, poco a poco, olvidan que fueron elegidos para servir, no para servirse.


“Políticos, jueces y medios: poder que el pueblo entrega y nunca controla.”

Partidos políticos: guardianes de privilegios


En teoría, los partidos organizan la participación, canalizan demandas sociales y forman líderes comprometidos con la ciudadanía. En la práctica, muchos se han convertido en maquinarias de poder al servicio de élites internas y de los políticos de turno. Así, en lugar de ser puentes entre pueblo y Estado, terminan siendo muros que impiden la verdadera representación.


¿Quién cría a quién?


La frase “los políticos fueron criados por el pueblo” debería recordarnos que el poder emana de los ciudadanos. Pero en la realidad, parece que es el pueblo el que, una y otra vez, es domesticado por políticos, jueces y medios que se aprovechan de su confianza y de su silencio.

En conclusión, el pueblo entrega el poder con la esperanza de ser representado, pero muchas veces lo que recibe es engaño y perjuicio. La paradoja es evidente: los políticos existen gracias al pueblo, pero el pueblo termina siendo la víctima de aquellos a quienes dio vida política. Y mientras el ciudadano no recupere su rol activo, seguirá criando a quienes terminan dominándolo.

2025/08/19

¿Democracia en riesgo? La farsa de ciertos gobiernos que se llaman de izquierda en América Latina

 Por: Rodolfo Varela

La afirmación de que la democracia en América Latina está en peligro a causa de gobiernos de “izquierda” refleja una desilusión cada vez más evidente entre los pueblos. No es un secreto: muchos de esos gobiernos que se autoproclaman herederos de las luchas sociales han terminado preocupados más por enriquecer a sus cúpulas que por responder a las demandas históricas de justicia, igualdad y dignidad. Y esa traición, más que la ideología en sí, es lo que corroe las bases democráticas de la región.


América Latina gira hacia una nueva izquierda


La diversidad que no debemos ignorar


No todos los gobiernos de izquierda en América Latina son iguales. Existen experiencias moderadas y pragmáticas, como en Chile o Colombia, donde al menos se busca avanzar en consensos, enfrentar el cambio climático y redistribuir la riqueza con límites institucionales. Pero también existen los casos vergonzosos de Venezuela y Nicaragua, donde el autoritarismo, la represión y el clientelismo político destruyeron cualquier rastro de democracia.

Generalizar sería injusto, pero cerrar los ojos frente a las imposturas sería aún peor.


La manipulación del concepto de “izquierda”


En nuestra región, las etiquetas “izquierda” y “derecha” hace tiempo se volvieron herramientas propagandísticas más que categorías ideológicas. Lo que debería ser un proyecto de emancipación social, de defensa de los pobres y marginados, ha sido convertido en un escudo discursivo para justificar la corrupción, el nepotismo y la persecución de opositores.

Una verdadera izquierda se mide en cómo respeta la institucionalidad democrática, no en cómo manipula la historia o los símbolos.


Democracia y desencanto


El desencanto con la democracia en América Latina es real. Pero no se debe solo al fracaso de gobiernos “progresistas”; también obedece a factores estructurales: desigualdad brutal, corrupción enquistada, sistemas judiciales que se extralimitan o se politizan, bajo crecimiento económico y promesas incumplidas que cansaron a la gente.

Lo peligroso es que, frente a esa frustración, amplios sectores comiencen a ver el autoritarismo como alternativa. Ese camino ya lo conocemos, y siempre termina en más represión y pobreza.


La lucha por la democracia en América Latina


La dictadura judicial: el nuevo rostro del autoritarismo


Hoy asistimos a una maniobra todavía más peligrosa: gobiernos de esta “nueva izquierda” utilizan los poderes judiciales como arma de sometimiento. A través de fallos selectivos, persecuciones judiciales y un control creciente de los tribunales, se consolida una dictadura judicial que aparenta legalidad pero en realidad restringe libertades, criminaliza la disidencia y debilita la democracia. No es el pueblo quien controla a la justicia; es la justicia politizada la que se convierte en instrumento del poder.


Medios y artistas al servicio del engaño


La maquinaria del poder no se limita a lo judicial. Estos gobiernos también se valen de los medios de comunicación comprados, que repiten consignas oficiales en lugar de informar, y de artistas inescrupulosos que, aprovechando su popularidad, confunden al pueblo con discursos fabricados y campañas pagadas con dinero público. La propaganda disfrazada de cultura es otro rostro del autoritarismo: una manera de manipular conciencias mientras se derrochan recursos que deberían servir al bien común.



                                  La Democracia en América del Sur en Riesgo?


Una vieja izquierda no se engaña


Yo hablo desde la vieja izquierda, la que conoció el costo de luchar por la justicia social y sufrió en carne propia la represión de las dictaduras militares. Esa izquierda nunca confundió el poder con el privilegio. Por eso sostengo que la amenaza actual no es “la izquierda” como idea, sino esos gobiernos deshonestos y mentirosos que usurpan el nombre para enriquecerse, perpetuarse y ahora incluso manipular la justicia, los medios y la cultura para mantenerse en el poder.


La salida posible


La solución no radica en descartar una opción ideológica, sino en fortalecer las instituciones democráticas, exigir rendición de cuentas, promover la participación ciudadana y enfrentar de verdad las causas profundas de la insatisfacción social. Sin instituciones sólidas, sin justicia independiente y sin una prensa libre, todo discurso de izquierda —o de derecha— se convierte en fachada.