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2025/12/15

Las grandes claves que explican el contundente triunfo de Kast en Chile (y qué dicen de los desafíos que enfrenta)

Por Rodolfo Varela


No hubo sorpresas. Chile eligió este domingo al ultraderechista José Antonio Kast como su próximo presidente, un resultado que marca un giro importante en la política del país, con implicaciones profundas para su futuro.


José Antonio Kast es elegido presidente de Chile.

Desde 2010, Chile había mantenido una alternancia constante entre la izquierda y la derecha, con presidentes de centroizquierda y centro-derecha que consolidaron la estabilidad política y económica del país. Sin embargo, esa estabilidad se quebró en octubre de 2019, con el estallido social que desnudó una serie de frustraciones acumuladas, entre ellas la deuda histórica con las víctimas de la dictadura de Pinochet, la corrupción, la inseguridad y la pobreza generalizada.

El triunfo de Kast, quien obtuvo un 58,16% de los votos frente al 41,84% de la candidata de izquierda, Jeannette Jara, revela varios factores claves que explican su victoria, pero también plantea preguntas sobre los desafíos que se avecinan.

1. El miedo como motor del voto

Sin duda, uno de los principales factores detrás de este resultado es el miedo. El miedo a la delincuencia, a la migración descontrolada y al aumento de la pobreza y la inseguridad económica fueron aspectos clave que moldearon el voto. La sensación de inseguridad aumentó significativamente en los últimos años, con un repunte en delitos comunes y la presencia de grupos criminales internacionales, lo que afectó directamente la gestión del gobierno de Gabriel Boric.

Kast supo capitalizar este temor con un discurso de "mano dura" contra el crimen organizado y la migración irregular, cuestiones que se convirtieron en prioridades para muchos chilenos. La vinculación entre crimen organizado y migración irregular, especialmente con la presencia de grupos como el Tren de Aragua, le permitió conectar con un electorado que percibe estos temas como problemas urgentes a resolver.

2. Un giro hacia la moderación (¿o solo una estrategia electoral?)

Si bien Kast fue históricamente un defensor del pinochetismo y adoptó posturas extremas en sus anteriores intentos presidenciales, en esta campaña su discurso fue claramente más moderado. En lugar de insistir en los temas que lo habían caracterizado en el pasado, como la oposición al aborto y los derechos LGBTIQ+, su foco estuvo en un "gobierno de emergencia" centrado en la seguridad y el control de la migración. Esta moderación le permitió atraer votantes del centro y de la derecha tradicional, incluyendo figuras clave como el expresidente Eduardo Frei y el exministro de Sebastián Piñera, Evelyn Matthei.

Esta táctica le permitió a Kast arrastrar votos que en otra coyuntura habrían ido a parar a otros candidatos de la derecha, incluyendo el 20% de los votos obtenidos por el populista Franco Parisi. A diferencia de su postura anterior, esta estrategia más pragmática fue clave para su victoria histórica.

3. La derrota de la izquierda y la falta de renovación

La derrota de Jeannette Jara no puede entenderse sin considerar el desgaste de la izquierda, especialmente del gobierno de Boric, cuya gestión ha sido marcada por críticas por su falta de capacidad para cumplir con las promesas sociales de cambio que le permitieron llegar al poder. A pesar de los esfuerzos del gobierno para responder a algunas de estas demandas, la falta de respuestas oportunas y la inestabilidad interna provocaron un clima de desconfianza.


Jeannette Jara: “Chile tiene dolores que deben recomponerse con mayor justicia y cohesión

Jara, además, representaba la continuidad de ese gobierno, lo que jugó en su contra. Su militancia comunista fue otro lastre importante, un factor que muchos consideran fundamental en su derrota. Aunque Jara intentó distanciarse de su origen, el estigma del comunismo, especialmente en ciertos sectores de la población, le pasó factura. En las comunas más acomodadas y en el mundo rural, Kast se impuso con contundencia.

4. ¿Qué le espera a Kast?

Con una victoria histórica, Kast se enfrenta a un panorama lleno de desafíos. Aunque logró captar el apoyo de una coalición diversa, desde la derecha tradicional hasta sectores más liberales y libertarios, su gobierno no contará con mayorías en el Congreso. Esto significa que tendrá que hacer malabares para asegurar la gobernabilidad, negociando con la oposición y ajustando sus políticas.

Además, las expectativas que él mismo ha generado sobre el control de la delincuencia y la migración son altas. En su primer discurso, fue claro al moderar esas expectativas, advirtiendo que los resultados no llegarán de la noche a la mañana. Pero, a medida que el tiempo pase, se verá si podrá cumplir con las promesas que lo llevaron al poder, o si el desgaste de su gestión terminará afectando su popularidad.

El futuro de Chile bajo su liderazgo no es aún claro, pero su victoria marca un cambio significativo en la política del país. Con un discurso alineado con tendencias autoritarias en algunos aspectos, y guiños hacia figuras como Javier Milei y Nayib Bukele, la pregunta es si Kast será capaz de mantenerse dentro de los márgenes democráticos o si optará por una agenda más radical.

Al final, su éxito se debe en gran medida a la disconformidad con la izquierda y el deseo de un cambio profundo. La pregunta ahora es si ese cambio será efectivo y si la coalición que lo apoya será capaz de mantener su cohesión a largo plazo.

2025/12/10

La Ingeniería Total de la Dependencia

Cómo la Nueva Izquierda Latinoamericana Fabrica Pueblos Enteros para Servir al Estado

Por Rodolfo Varela 

Locutor, comunicador y columnista


América Latina gira hacia una nueva izquierda



Algo está ocurriendo en América Latina y ya no puede seguir siendo ignorado: una operación política calculada, silenciosa pero devastadora, que ha logrado lo que ninguna dictadura del siglo XX consiguió jamás.


La nueva izquierda —la que se disfrazó de salvadora— ha perfeccionado una ingeniería total de la dependencia, un sistema diseñado para fabricar ciudadanos ignorantes, pobres, temerosos y eternamente agradecidos al mismo poder que los oprime.

Y lo más grave es esto:

la misión está siendo ejecutada con un éxito aterrador.

Mire a su alrededor.

Las escuelas públicas se parecen cada vez más a cárceles abandonadas, lugares donde las personas son almacenadas, no educadas. Mientras tanto, los congresos rebalsan de lujos, buffets de langosta, privilegios obscenos y beneficios que un ciudadano común jamás verá en toda su vida.

¿Por qué?

Porque la gente educada piensa, cuestiona y se rebela.
Y ese es el peor terror para esta izquierda fabricada en laboratorio que gobierna un continente podrido.


Ellos no quieren educación de calidad.


Quieren máquinas humanas capaces de apretar tornillos, pero incapaces de comprender el sistema que los encadena. La educación se ha convertido en un ritual torpe, donde nadie reprueba, todos son empujados hacia adelante y el objetivo ya no es formar mentes: es neutralizarlas.


49% de los chilenos considera "mala" la calidad del sistema educativo


Un cerebro que funciona es una amenaza.


Mucho más seguro mantener a la población hipnotizada con TikTok, chismes de celebridades, reality shows y ese pan de cada día llamado entretenimiento vacío, mientras la pobreza se cultiva como un jardín —podada, administrada, jamás permitida a desaparecer.


Porque una población pobre no piensa en libertad; piensa en sobrevivir.


Mientras millones luchan por alimentar a sus familias, los políticos queman fortunas en enmiendas secretas, tarjetas corporativas, jets privados y privilegios financiados con el sudor de la misma gente que mantienen de rodillas.     A fin de mes llega una transferencia mínima —una limosna calculada.


Apenas suficiente para que muchos digan:“Bueno… al menos es algo.”

Y así, queda asegurado otro dependiente leal.

Es el mismo mecanismo del narcotráfico:
primero te quiebran,luego te dan una “dosis”,
y por último te convencen de que te salvaron.

Pero la dependencia que están construyendo no es solo económica —es emocional.


Manos solidarias que alivian la necesidad en Iquique, Chile.

Naciones enteras se han convertido en huérfanos del Estado: 

Ciudadanos que creen que los políticos son sus padres, que el gobierno es su salvador, y que obedecer es la única manera de sobrevivir.

Porque el objetivo no es crear ciudadanos.
Es crear devotos.

Y cuando la devoción no basta, utilizan el miedo.


Aquí se esconde la capa más perversa del sistema:


la instrumentalización de las Cortes Supremas y del poder judicial.

El poder judicial se ha transformado en una herramienta para intimidar, silenciar y castigar a quienes se atreven a disentir.


Ni siquiera las dictaduras del pasado lograron un método tan refinado:


Silenciar a la población no con balas, sino con jueces; no con cárceles, sino con amenazas “legales”; no con censura explícita, sino con fallos disfrazados de justicia.

Hablas demasiado fuerte, criticas demasiado directo, expones demasiado —y la toga se convierte en látigo.


Por encima del Poder Legislativo y del Ejecutivo


Mientras tanto, los hijos de ellos estudian en el extranjero, con educación de primer nivel, lejos de las ruinas que sus propios padres crearon.
Usted, si tiene suerte de entrar a una universidad, egresará endeudado y sin empleo.

Ellos disfrutan salud de élite, sueldos millonarios, choferes privados, guardaespaldas y hasta viáticos para comprar ropa interior.

Usted muere esperando en una fila de hospital, viaja en buses repletos y agradece a Dios cuando el Estado le tira unas migajas a su cuenta.


La verdad, sin maquillaje, es esta:


No les interesas tú ni tu familia.
Te necesitan ignorante, para que no entiendas.
Pobre, para que no elijas.
Con miedo, para que no resistas.
Y dependiente, para que nunca escapes.

Ese es el proyecto político.
Esa es la estrategia.
Y en gran parte de América Latina,
está funcionando con una perfección que da escalofríos.

2025/12/09

Chile: La Izquierda que Abandonó al Pueblo y la Derecha que No Tiene Respuestas

Por Rodolfo Varela

Este martes, José Antonio Kast, del Partido Republicano, y Jeannette Jara, representante de una izquierda que hace décadas dejó de representar al pueblo trabajador, se enfrentarán en un programa organizado por la Asociación Nacional de Televisión (Anatel). A su lado, la socialdemocracia y la Democracia Cristiana —siempre acomodadas “donde calienta el sol”— completan el cuadro político de un país cansado de promesas incumplidas.


Hoy es el último debate presidencial


Jara llega con el impulso de haber ganado la primera vuelta. Sin embargo, Kast aparece como favorito en la mayoría de las encuestas, impulsado por la derecha y la extrema derecha.
Aun así, los estudios de opinión indican un porcentaje alto de indecisos, especialmente en un escenario de voto obligatorio.


Las contradicciones de Kast


Kast evitó debates durante la campaña y, cuando participó —como en el encuentro de la Asociación de Radiodifusores— quedaron expuestas varias debilidades, incluso en áreas que él mismo instaló como pilares, como la migración.
Su propuesta de expulsar masivamente a 350 mil migrantes carece de fundamentos técnicos y es simplemente populismo duro.


Marcha antimigrante en Chile


Además, su postura de indultar a presos de Punta Peuco por crímenes de lesa humanidad contradice los compromisos internacionales de Chile, donde esos delitos son imprescriptibles.

Habla de combatir el crimen organizado, pero al mismo tiempo envía una señal de indulgencia hacia quienes cometieron atrocidades durante la dictadura (1973–1990).
Eso no es coherencia: es cálculo político.


Las promesas repetidas de Jara


Por su parte, Jeannette Jara habla de construir un Estado que proteja a la sociedad, que garantice derechos sociales y redistribuya la riqueza. Son promesas que la izquierda —esta izquierda elitizada que se enriqueció mientras el pueblo se empobrecía— ha hecho durante décadas sin cumplir.


Hablan de derechos, pero entregaron una educación mediocre, una salud colapsada, precarización laboral, pensiones de miseria y, lo más grave, una deuda histórica inmoral con las víctimas de la dictadura.
Décadas de discursos y ningún resultado concreto para quienes más sufrieron.


"Es una humillación": adultos mayores


Seguridad: gritos, slogans y poca solución real


Kast promete mano dura, como si con eso bastara para resolver un problema estructural. La seguridad no se arregla solo con policía; requiere atacar las condiciones sociales que empujan al delito.
Y eso él no lo aborda.


Jara propone levantar el secreto bancario para seguir la ruta del dinero del crimen organizado y crear políticas de integración social. Ideas razonables, pero que vienen desde una izquierda que ya no genera confianza porque dejó abandonados a los mismos sectores que dice defender.


La comunista Jara y el ultraderechista Kast se disputarán la Presidencia de Chile


La mentira populista que recorre América Latina


La nueva izquierda latinoamericana se presenta como defensora de los pobres, pero gobierna como una élite desconectada que se beneficia del poder. Prometen igualdad, pero entregan corrupción, autoritarismo, sistemas de salud precarios y un abandono imperdonable a las víctimas de las dictaduras militares.
Hablan de justicia social, pero viven como realeza.

Esta “izquierda elitizada” engaña a un pueblo que ha cargado con décadas de sacrificio, trabajo duro y pago de impuestos. Y cuando el pueblo exige resultados, le ofrecen ideología, no soluciones.


El debate de hoy: una oportunidad para despertar


Los pocos debates realizados han tenido alta audiencia. La ciudadanía observa, compara y comienza a despertar del engaño.
Este debate de Anatel puede marcar un punto de inflexión: la gente quiere respuestas reales, no consignas vacías. Quiere honestidad, no marketing político.

Chile llega al domingo con dos caminos opuestos:

  • una izquierda que perdió su conexión con el pueblo,

  • y una derecha que ofrece soluciones simplistas y contradictorias.

Entre esas dos mentiras, el pueblo chileno —trabajador, pagador de impuestos y golpeado por décadas de engaños— tendrá que decidir.


Ojalá esta vez sin olvidar a quienes siguen esperando justicia: las familias que aún buscan a sus hijos secuestrados por la dictadura y vendidos como mercancía.
Esa es la verdadera deuda moral que ni la izquierda ni la derecha han tenido el coraje de saldar.


2025/12/08

La nueva izquierda latinoamericana y la humillación de los más pobres: promesas que empobrecen

 

Por Rodolfo Varela

Locutor chileno, sobreviviente de la dictadura de 1973


En el Chile de 2025, mientras miles buscan techo y dignidad en campamentos como Placilla y Cerro Centinela, la retórica gubernamental vuelve a repetir las mismas palabras mágicas: “salir de la pobreza”, “salud de calidad”, “vivienda para todos”. 


Chile. Campamento Placilla de San Antonio: la batalla por la radicación definitiva

Sin embargo, la experiencia cotidiana de las familias expulsadas, de los exonerados políticos y de las víctimas de la represión muestra otra realidad: promesas vacías, trámites burocráticos interminables y decisiones que, más que resolver, perpetúan la dependencia y la humillación de la gente humilde. El caso del campamento Placilla de San Antonio —organizado, con viviendas sólidas y servicios, y hoy enfrentado a medidas de desalojo— es una muestra dolorosa de cómo las palabras del poder no se traducen en justicia social. 


1) Un ejemplo doloroso: Placilla y Centinela


Las familias que han hecho del predio de Placilla y del Cerro Centinela un barrio vivo no esperaron caridades: construyeron escuelas, calles y vida. A pesar de ello, enfrentan órdenes judiciales y la amenaza de desalojo, mientras el Estado discute proyectos, expropiaciones y planes que llegan tardíamente o con toques que buscan administrar la emergencia más que resolverla. El gobierno anunció recientemente un proyecto habitacional para “dar una solución definitiva” al megatoma del Cerro Centinela, pero la tensión entre medidas judiciales y soluciones administrativas revela que la respuesta pública siempre corre detrás de la crisis y nunca la previene. interior.gov.cl/+1


Chile. Campamento Placilla de San Antonio: la batalla por la radicación definitiva



2) Justicia en crisis: cómo la corrupción y la desconfianza agravan el problema


No podemos analizar la tragedia habitacional sin mirar la crisis institucional que la acompaña. Las recientes imputaciones, destituciones y escándalos en la cúpula judicial (casos que han salpicado a ministros como Ángela Vivanco y Sergio Muñoz) alimentan la sospecha de que decisiones capitales —entre ellas órdenes de desalojo— se toman en contextos donde la legitimidad ha sido erosionada por redes de influencia y corrupción. La consecuencia es brutal: comunidades enteras ven su destino decidido en tribunales cuestionados, mientras las soluciones públicas permanecen lentas o simbólicas.  BioBioChile+


3) Promesas que encadenan: la retórica de la “nueva izquierda” y su efecto social


La crítica que planteo no es al tema “izquierda” versus “derecha” en abstracto, sino a una práctica recurrente en varios gobiernos latinoamericanos que se autodenominan “progresistas”: usar la agenda social como discurso hegemónico mientras se perpetúan recetas administrativas y políticas que mantienen a los pobres en estado de dependencia.

Puntos claros:

  • Promesas sin entregas: programas anunciados con fanfarrias que luego se transforman en concursos, formularios y listas de espera interminables.

  • Burocracia como control: requisitos y trámites que más que ordenar la ayuda terminan seleccionando quién merece vivir y quién no —y muchas veces penalizan al más necesitado.

  • Clientelismo y permanencia en el poder: incentivos que empujan a las familias a mantenerse atadas a un gobierno que no les da autonomía real (vivienda segura, empleo estable, salud efectiva).

  • Hipocresía moral: élites del poder que viven con holgura y repiten el lenguaje de la pobreza como discurso simbólico, pero no cambian las estructuras de acceso ni priorizan la reparación histórica (exonerados, presos políticos, desaparecidos).

Esto no es mera ideología: es una lectura política construida sobre la frustración de barrios que luchan por quedarse en la tierra que habitaron y por el reconocimiento mínimo que el Estado, por obligación, debe darles.




4) La memoria olvidada: reparación, verdad y dignidad


Mientras algunos dirigentes declaman justicia transicional y memoria, muchas víctimas —exonerados, presos políticos, familiares de desaparecidos— siguen sin reparación efectiva. La política de la promesa electoral revive la memoria sólo en campañas; luego, cuando hay que pagar deudas históricas o habilitar programas de reparación, aparecen trabas burocráticas, falta de financiamiento real o la excusa de “prioridades” que nunca coinciden con la urgencia de la gente afectada. Esto es una doble violencia: la material y la simbólica.



5) Qué hacer: exigencias mínimas y urgentes


Una crítica no alcanza si no propone medidas concretas. Propongo, en términos claros:

  1. Radicación definitiva y programas de regularización acelerada para campamentos con catastro y participación directa de las comunidades. (Las experiencias de Placilla demuestran que hay ciudadela y organización para sostenerlo). www.liberacion.cl                     

  2. Transparencia judicial inmediata en procesos que impliquen desalojos masivos: audiencias públicas, peritajes independientes y suspensión de órdenes hasta que se garantice el debido proceso. BioBioChile
  3. Planes de expropiación con prioridad social, no negociación de mercado; que el Estado deje de pensar en la vivienda como mercancía y la considere derecho. Emol

  4.  Programas de reparación histórica que no sean discursos: pensiones dignas, reintegración laboral prioritaria, acceso preferente a vivienda y salud para exonerados y víctimas.

  5.  Empoderamiento comunitario real: fondos y autonomía para los comités vecinales que han demostrado capacidad de gestión y solidaridad.

  6.  Cierre — Una pregunta para Chile y para América Latina                                                ¿Seguiremos permitiendo que las palabras y las ceremonias sustituyan a las políticas efectivas? ¿Hasta cuándo la “nueva izquierda” podrá usar el sufrimiento de la gente como retórica y no como agenda? Urge que los ciudadanos exijan coherencia: que las promesas se traduzcan en casas, empleos, salud y reparación. Si no, el resultado será siempre el mismo: más dependencia, más humillación y más dolor para quienes ya lo han perdido casi todo.

2025/12/05

La falsa izquierda, los chupasangres de siempre y la deuda eterna con las víctimas

 Por Rodolfo Varela — 

Ex preso político, torturado y exonerado de la dictadura militar.


Durante años he guardado silencio, observando cómo en Chile los mismos grupos, las mismas organizaciones y los mismos personajes de siempre se autoproclaman defensores de los Derechos Humanos.


Las 150 organizaciones de Derechos Humanos que suscriben



Ahora fueron 152 organizaciones las que firmaron un documento rimbombante, lleno de declaraciones altisonantes y frases hechas. Firman, se reparten cuotas de poder, aparecen en cada gobierno —de izquierda o de derecha— y siempre están ahí, listos para tomar su parte de la torta. Pero cuando se trata de atender a una verdadera víctima, cuando se trata de mirar a los ojos a quienes fuimos presos, torturados, exiliados o despojados de todo, nunca están.


Yo hablo desde la verdadera izquierda, desde la militancia que se paga con cárcel, golpes, tortura y exoneración política. Yo no hablo desde una oficina con aire acondicionado ni desde ONGs financiadas por el Estado. Y por eso lo digo con vergüenza y rabia: estos chupasangres no representan a nadie, y mucho menos a las víctimas de la dictadura o de la violencia urbana actual.


Presidentes de Izquierda, Centro-Izquierda (Concertación/Nueva Mayoría)


Una izquierda que olvidó al pueblo


Hoy firman declaraciones grandilocuentes denunciando el riesgo de que gane la ultraderecha. Pero callaron —y muchos siguen callando— ante un hecho evidente:
quienes gobernaron la mayor parte de estos 35 años de democracia fueron precisamente los gobiernos de izquierda y centroizquierda.


Y esos gobiernos, que hoy se presentan como los guardianes de la democracia, fueron incapaces de:


  • entregar pensiones dignas,

  • garantizar un sistema de salud humano,

  • solucionar la pobreza habitacional,

  • ofrecer una educación de calidad,

  • cerrar la abismante desigualdad económica,

  • y sobre todo, cumplir con la deuda histórica con las víctimas de la dictadura.

Prometieron justicia, reparación, reconocimiento.
¿Y qué cumplieron? Nada o casi nada.
Justicia tardía, reparación insuficiente, víctimas olvidadas, expedientes acumulados y promesas recicladas cada cuatro años.


El negocio de las adopciones ilegales en Chile no es una historia


Los hijos robados y vendidos como mercancía


Lo más doloroso es que estas 152 organizaciones que hoy levantan la voz “en defensa de la democracia” han sido incapaces de enfrentar uno de los crímenes más inhumanos cometidos por la dictadura:
el secuestro y venta de niños chilenos al extranjero.

Madres que aún buscan a sus hijos.
Hombres y mujeres que hoy rondan los 40 o 50 años sin saber quiénes son.

Familias completas esperando un simple examen de ADN para recuperar una historia que les fue arrebatada.

¿Dónde están estas organizaciones cuando hay que exigir presupuesto?
¿Dónde están cuando hay que sentarse con el IML, cuando hay que golpear la mesa, cuando hay que presionar al Gobierno?
No están. Nunca están.


Osamentas olvidadas: la historia de la indolencia del Estado


Las cajas olvidadas en el Instituto Médico Legal


En el Instituto Médico Legal hay cajas con restos humanos sin identificar, algunos posiblemente correspondientes a víctimas de desaparición forzada, esperando desde hace años una decisión política para realizar las pericias y terminar con el abandono.

¿En qué democracia decente los muertos siguen “esperando turno”?
¿Cómo es posible que después de 50 años aún haya familias llorando solas, sin saber si su padre, hija o hermano está dentro de esas cajas apiladas?

El silencio es inaceptable.
Y más inaceptable aún es que quienes hoy se llenan la boca hablando de derechos humanos nunca han hecho nada real por esas familias.


Las organizaciones que firman: mucho discurso, poca acción


Respeto el trabajo de algunas de estas agrupaciones, especialmente las nacidas desde las propias víctimas.
Pero es un secreto a voces que muchas otras viven del Estado, de los cargos, de los fondos y de la industria de la “memoria”.
Defienden su estructura más que a las personas.

Han sido incapaces de:

  • enfrentar a los gobiernos que no cumplen,

  • denunciar los pactos de silencio,

  • exigir reparación efectiva,

  • acompañar a las nuevas víctimas de violencia estatal o urbana.


Esta no es la izquierda que yo practico


La izquierda en la que yo creo —la que muchos pagamos con sangre y vida— es otra. No es la izquierda que vive como élite mientras el pueblo sigue pobre.
No es la izquierda que aparece en cada gobierno para defender a torturadores, dictadores extranjeros o delincuentes.
No es la izquierda que llama a votar, pero nunca llama a cumplir.

Mi izquierda es la que defiende al pueblo y a las víctimas, no a los gobiernos.
La que lucha por justicia real, no por comunicados y firmas.
La que se ensucia los zapatos en la calle, no la que posa para la foto.




Conclusión


Yo no respaldo a Kast, ni a ningún proyecto autoritario o neoliberal.
Pero tampoco respaldo a los que —teniendo el poder por décadas— traicionaron las esperanzas del pueblo y dejaron abandonadas a las víctimas.

Que estas 152 organizaciones llamen hoy a defender la democracia estaría bien…
si alguna vez hubieran defendido de verdad a las víctimas, a los pobres, a los abandonados.
Pero no lo hicieron.

Por eso lo digo con claridad: esta no es la izquierda del pueblo.

Y mientras no se haga justicia con los desaparecidos, los ex presos, los exiliados, los hijos robados, las familias esperando ADN, las cajas olvidadas del IML y el pueblo traicionado,
Chile seguirá siendo una democracia incompleta, un país sin memoria real y sin justicia verdadera.

2025/12/04

La Izquierda Miente y Engaña a Su Pueblo: Una Advertencia Necesaria para América Latina

Por Rodolfo Varela

La llamada izquierda latinoamericana —que insiste en proclamarse “la voz del pueblo” sin representarlo realmente— se ha convertido en un retroceso, un peligro y, en muchos casos, un verdadero infierno político. Entre contradicciones, silencios incómodos y fracasos de gestión, su relato ya no convence a sociedades cansadas de promesas vacías.





¿Cuba es una dictadura? El tenso momento entre Mosciatti y Jara



El Caso Jeannette Jara: Cuando el Silencio Delata Más que las Palabras


En abril de 2025, la candidata presidencial chilena del Partido Comunista, Jeannette Jara, afirmó que Cuba tenía un “sistema democrático distinto al de Chile”.
Pero cuando se le preguntó directamente si en Cuba se respetan los derechos humanos, calló. Ese silencio no fue neutral: fue cómplice. Fue el reflejo de una postura que no puede condenar los abusos del régimen cubano sin traicionar la línea ideológica de su propio partido.


Meses después, ya presionada por el debate público, rectificó diciendo que Cuba “claramente no es una democracia”.
Pero la pregunta sigue en el aire: ¿alguien cree realmente que se distanció del Partido Comunista?

Aun así, Jara llegó a la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre de 2025 frente a José Antonio Kast.


México: Promesas Pacifistas en Medio de la Violencia

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reiterado que “no regresará la guerra contra el narco”, mientras niega toda participación de agencias estadounidenses en operativos de seguridad.
Pero la realidad mexicana sigue marcada por violencia descontrolada y territorios dominados por el crimen organizado.


Chile: Un Pueblo Que Se Siente Abandonado


La pobreza golpea a nuestro país con una crudeza que duele

El descontento con los gobiernos de izquierda en Chile se explica por varios factores:

1. Inseguridad creciente

La violencia urbana y el crimen organizado han generado una sensación de abandono total.

2. Estancamiento económico

Una década sin crecimiento real, sin inversión y sin mejoras significativas.

3. Reformas a medias

Avances puntuales, pero con la mayoría de las promesas incumplidas.

4. Polarización profunda

El país se parte entre extremos mientras el centro político se derrumba.


La Gran Hipocresía: Vivir Como Élite Mientras Hablan de Pueblo


La izquierda dice representar al pueblo, pero deja a ese mismo pueblo abandonado mientras muchos de sus líderes viven como millonarios, resguardados en condominios de élite, rodeados de lujos y desconectados de la realidad cotidiana de la gente que dicen defender.
Ese doble estándar es una traición política y moral.


La izquierda de América Latina va en declive


Una Izquierda Desconectada de la Realidad Latinoamericana

Países como Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Venezuela comparten un patrón común:
grandes promesas, pequeñas soluciones, enormes decepciones.


El Poder Judicial: El Nuevo Campo de Batalla Ideológico


La izquierda acusa “lawfare”.
La derecha acusa intentos de “blindaje”.

Entre ambos, la independencia judicial termina siendo la gran víctima.

Ejemplos:

  • México (2025): elección parcial de jueces por voto popular.

  • Bolivia y EE.UU.: sistemas similares con riesgo de politización.

  • Argentina, Brasil y Chile: nombramientos cuestionados en cortes supremas.

La crisis institucional es regional y profunda.

Conclusión

La izquierda latinoamericana ha demostrado una preocupante tendencia a engañar, manipular y fallar en su responsabilidad con la ciudadanía. No más discursos vacíos.
No más políticos que dicen representar al pueblo mientras lo abandonan… y viven como millonarios en condominios de élite.

2025/12/02

Michelle Bachelet y la ONU: ¿La persona adecuada para el cargo más importante del multilateralismo?

Por Rodolfo Varela

Como hombre de izquierda, sobreviviente de la dictadura y defensor de los derechos humanos, me cuesta comprender —y aceptar— la decisión del presidente Gabriel Boric de anunciar sin consultar a nadie el respaldo de Chile a la candidatura de Michelle Bachelet para Secretaria General de la ONU. 


Bachelet y su demagogia que no convence.


Un cargo de semejante responsabilidad exige una conducta intachable, una historia transparente y una integridad política sin sombras. Y,lamentablemente, ese no es el perfil que veo en la ex presidenta Bachelet.


Una candidatura anunciada sin consenso


No existe confirmación oficial de que Bachelet sea candidata formal a la Secretaría General. Sin embargo, Boric decidió anunciarla públicamente durante la 80ª Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2025, sin consultar al país, al Congreso, a los partidos ni a la sociedad civil.


La convocatoria de candidaturas se realizará en diciembre de 2025 y las nominaciones oficiales deberán presentarse entre enero y febrero de 2026. Aun así, Boric actuó como si la decisión ya estuviera tomada.


Brasil, por su parte, ya muestra una fuerte inclinación a apoyarla.


Una trayectoria marcada por sombras


Es cierto que Bachelet fue presidenta en dos ocasiones, dirigió ONU Mujeres y fue Alta Comisionada de Derechos Humanos. Esa es la parte luminosa de su trayectoria. Pero también existe un lado oscuro que no se puede ignorar.


El caso más emblemático fue el Caso Caval, que involucró a su hijo Sebastián Dávalos y su nuera Natalia Compagnon.

  • Dávalos fue sobreseído por falta de pruebas.

  • Compagnon fue condenada por delitos tributarios.

Pero aunque Bachelet no fue condenada, el daño político fue devastador: pérdida de confianza pública, desplome de su popularidad y una herida profunda en la credibilidad de la izquierda chilena.


A esto se suman investigaciones por:

  • Financiamiento irregular de campañas,

  • Menciones en informes internacionales sobre corrupción,

  • Redes políticas vinculadas al caso Odebrecht.


Bachelet vs Bukele: Una polémica por seguridad y DD.HH.


El choque con Nayib Bukele


Otro episodio que puso en duda su criterio político ocurrió durante su gestión en la ONU.

Bachelet criticó duramente las políticas de seguridad del presidente salvadoreño Nayib Bukele. La respuesta fue inmediata y feroz:
Bukele acusó a Bachelet y a los organismos de derechos humanos de defender criminales, señalando lo que consideraba una profunda hipocresía internacional.


Recordó, además, un dato clave: cuando Bachelet visitó El Salvador en 2015, en el peor año de violencia del país —el más peligroso del mundo en ese momento— ella elogió al gobierno de entonces.
Ahora, bajo su administración, El Salvador se convirtió en el país más seguro del hemisferio occidental, pero aun así enfrentaba críticas de Bachelet.


Independiente de la opinión que uno tenga de Bukele, el episodio expuso la falta de coherencia política de Bachelet y su tendencia a actuar más desde la ideología que desde la realidad concreta.


¿Este perfil es adecuado para liderar la ONU?


La ONU necesita una figura de integridad indiscutible. No basta acumular cargos; se requiere una vida pública sin manchas ni contradicciones.

Corruptelas políticas, conflictos de interés, escándalos familiares y episodios diplomáticos cuestionables dejan huellas profundas en la percepción pública.


Apoyo de Boric a Bachelet para la ONU desata polvorín de críticas en Chile.


Como sobreviviente de la dictadura, como hombre de izquierda, y como chileno que ha sufrido las consecuencias de la corrupción y del abuso de poder, no puedo apoyar esta candidatura. Y tampoco puedo concordar con el presidente Boric.


Chile merece ser representado por figuras que honren la ética, la verdad y la justicia.
La ONU también.


2025/11/27

El gran negocio de las elecciones presidenciales en Chile

Cuando ser candidato se convierte en un negocio financiado por el pueblo

Por Rodolfo Varela


Vergüenza nacional, aquí está una de las mayores.


En Chile, las elecciones presidenciales ya no son solo un ejercicio democrático: se han convertido en un negocio multimillonario para muchos candidatos que, aun sabiendo que no tienen ninguna posibilidad real de llegar a La Moneda, se presentan una y otra vez con un objetivo claro: cobrar el reembolso del Servel.


Porque hay que decir las cosas como son: ese dinero no es del Servel. Es del pueblo.
Del trabajador que gana salarios de miseria, del jubilado estafado por las AFP, de las familias que sobreviven con empleos precarios y una salud pública desmoronada. Ese dinero, que debería destinarse a dignidad social, termina engordando campañas políticas dudosas, muchas veces subfacturadas, infladas o justificadas con boletas de origen incierto.


Una verdadera vergüenza nacional.


El reembolso millonario que recibirán los candidatos

Con el 100% de las mesas escrutadas, Jeannette Jara y José Antonio Kast avanzan a segunda vuelta. Pero junto a ellos hay un número que pocos quieren discutir: el reembolso electoral, un sistema que entrega dinero por cada voto recibido.




Según las cifras estimadas, los candidatos recibirían:


1- Jeannette Jara (3.476.615 votos): $5.510 millones

2- José Antonio Kast (3.097.717 votos): $4.909 millones                                                           

3- Franco Parisi (2.552.649 votos): $4.046 millones

4- Johannes Kaiser (1.804.773 votos): $2.860 millones

5- Evelyn Matthei (1.613.797 votos): $2.557 millones

6- Harold Mayne-Nicholls (163.273 votos): $258 millones

7- Marco Enríquez-Ominami (154.850 votos): $245 millones

8- Eduardo Artés (86.041 votos): $136 millones

Un negocio perfecto: aunque pierdan, ganan.


¿Cuáles son los requisitos?


Para recibir este dinero, los candidatos deben cumplir con normas del Servel: 

1- Presentar una cuenta de ingresos y gastos aprobada.

2- Acreditar que los gastos no fueron financiados por otras fuentes (partidos, aportes propios o terceros).

3- Presentar boletas o facturas vigentes por gastos de campaña, dentro del periodo autorizado.

Además, en segunda vuelta, el reembolso es de 0,01 UF por voto.


Pero la realidad es otra:


Todos sabemos cómo funcionan estas rendiciones, cómo se inflan costos, cómo aparecen productoras fantasmas, imprentas improvisadas, asesorías imposibles de verificar. Todo dentro del marco “legal”, pero lejos de cualquier ética.





Un sistema que debe terminar


Si un candidato quiere competir, que lo haga.
Pero que lo financie él, su partido o sus adherentes, no el pueblo ya cansado, explotado y abandonado por todos los gobiernos.


Chile vive con pensiones indignas, sueldos bajos, una salud en ruinas y cicatrices abiertas de la dictadura que todavía no se reparan. Y en este contexto, ver a políticos enriqueciéndose con campañas que jamás ganarán es simplemente insoportable.


Si hablamos de vergüenza nacional, aquí está una de las mayores.