La movilización de estudiantes en Chile para una reforma del sistema educativo se ha visto apoyada esta semana por otros sectores en una manifestación en Santiago, reflejando la demanda de reformas más profundas y de cambios del modelo económico y social.
Andrés Fielbaum
El pasado miércoles de nuevo decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital en una demostración de fuerza que se hizo eco de las protestas brasileñas en favor de los servicios públicos y contra la corrupción. «Existe una transversalidad entre las manifestaciones que se traduce en temas concretos: la salud, la educación, el transporte. Es necesario que el Estado garantice los derechos fundamentales y lo haga de forma igualitaria», afirma Andrés Fielbaum, líder de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.
A la movilización se sumaron trabajadores del puerto, mineros y varios sindicatos, en la enésima marcha de estudiantes movilizados desde hace más de dos años para exigir un sistema educativo gratuito y de calidad en lugar del actual sistema privado, caro y discriminatorio heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. La celebración hoy de elecciones primarias para elegir a los candidatos de las dos principales coaliciones de derecha y de izquierda a las presidenciales del 17 de noviembre ha avivado el debate.
Elecciones primarias
La favorita en los sondeos, la expresidenta Michelle Bachelet, ya ha prometido la gratuidad de la universidad en seis años en caso de ser reelegida, así como una nueva Constitución que reemplace a la actual, también heredada de la dictadura, y una reforma fiscal que aumente los recursos del Estado destinados a programas sociales. Como en Brasil, la clase media está muy representada en las manifestaciones, intentando sacudir los pilares de sistema económico ultraliberal establecido por Pinochet y que nunca ha sido cuestionado desde los gobiernos democráticos. «También hay una lucha por una mejor democracia. Está claro que los mecanismos tradicionales son rechazados», explica Fielbaum.
Más allá de la educación, el sistema de salud público también es deficiente, mientras que coexiste con una excelente sanidad privada, pero inaccesible para la mayoría. En cuanto a las pensiones, son muy bajas debido a la ineficacia de un sistema de capitalización individual, igualmente instaurado bajo Pinochet.
A la movilización se sumaron trabajadores del puerto, mineros y varios sindicatos, en la enésima marcha de estudiantes movilizados desde hace más de dos años para exigir un sistema educativo gratuito y de calidad en lugar del actual sistema privado, caro y discriminatorio heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. La celebración hoy de elecciones primarias para elegir a los candidatos de las dos principales coaliciones de derecha y de izquierda a las presidenciales del 17 de noviembre ha avivado el debate.
Elecciones primarias
La favorita en los sondeos, la expresidenta Michelle Bachelet, ya ha prometido la gratuidad de la universidad en seis años en caso de ser reelegida, así como una nueva Constitución que reemplace a la actual, también heredada de la dictadura, y una reforma fiscal que aumente los recursos del Estado destinados a programas sociales. Como en Brasil, la clase media está muy representada en las manifestaciones, intentando sacudir los pilares de sistema económico ultraliberal establecido por Pinochet y que nunca ha sido cuestionado desde los gobiernos democráticos. «También hay una lucha por una mejor democracia. Está claro que los mecanismos tradicionales son rechazados», explica Fielbaum.
Más allá de la educación, el sistema de salud público también es deficiente, mientras que coexiste con una excelente sanidad privada, pero inaccesible para la mayoría. En cuanto a las pensiones, son muy bajas debido a la ineficacia de un sistema de capitalización individual, igualmente instaurado bajo Pinochet.