Cuando ser candidato se convierte en un negocio financiado por el pueblo
Por Rodolfo Varela
En Chile, las elecciones presidenciales ya no son solo un ejercicio democrático: se han convertido en un negocio multimillonario para muchos candidatos que, aun sabiendo que no tienen ninguna posibilidad real de llegar a La Moneda, se presentan una y otra vez con un objetivo claro: cobrar el reembolso del Servel.
Porque hay que decir las cosas como son: ese dinero no es del Servel. Es del pueblo.
Del trabajador que gana salarios de miseria, del jubilado estafado por las AFP, de las familias que sobreviven con empleos precarios y una salud pública desmoronada. Ese dinero, que debería destinarse a dignidad social, termina engordando campañas políticas dudosas, muchas veces subfacturadas, infladas o justificadas con boletas de origen incierto.
Una verdadera vergüenza nacional.
El reembolso millonario que recibirán los candidatos
Con el 100% de las mesas escrutadas, Jeannette Jara y José Antonio Kast avanzan a segunda vuelta. Pero junto a ellos hay un número que pocos quieren discutir: el reembolso electoral, un sistema que entrega dinero por cada voto recibido.

Según las cifras estimadas, los candidatos recibirían:
1- Jeannette Jara (3.476.615 votos): $5.510 millones
2- José Antonio Kast (3.097.717 votos): $4.909 millones
3- Franco Parisi (2.552.649 votos): $4.046 millones
4- Johannes Kaiser (1.804.773 votos): $2.860 millones
5- Evelyn Matthei (1.613.797 votos): $2.557 millones
6- Harold Mayne-Nicholls (163.273 votos): $258 millones
7- Marco Enríquez-Ominami (154.850 votos): $245 millones
8- Eduardo Artés (86.041 votos): $136 millones
Un negocio perfecto: aunque pierdan, ganan.
¿Cuáles son los requisitos?
Para recibir este dinero, los candidatos deben cumplir con normas del Servel:
1- Presentar una cuenta de ingresos y gastos aprobada.
2- Acreditar que los gastos no fueron financiados por otras fuentes (partidos, aportes propios o terceros).
3- Presentar boletas o facturas vigentes por gastos de campaña, dentro del periodo autorizado.
Además, en segunda vuelta, el reembolso es de 0,01 UF por voto.
Pero la realidad es otra:
Todos sabemos cómo funcionan estas rendiciones, cómo se inflan costos, cómo aparecen productoras fantasmas, imprentas improvisadas, asesorías imposibles de verificar. Todo dentro del marco “legal”, pero lejos de cualquier ética.
Un sistema que debe terminar
Si un candidato quiere competir, que lo haga.
Pero que lo financie él, su partido o sus adherentes, no el pueblo ya cansado, explotado y abandonado por todos los gobiernos.
Chile vive con pensiones indignas, sueldos bajos, una salud en ruinas y cicatrices abiertas de la dictadura que todavía no se reparan. Y en este contexto, ver a políticos enriqueciéndose con campañas que jamás ganarán es simplemente insoportable.
Si hablamos de vergüenza nacional, aquí está una de las mayores.
