En Perú, el hijo de granjeros pobres fue impulsado a la victoria con una promesa de dar prioridad a las familias en apuros, alimentar a los hambrientos y corregir las disparidades de larga data en el acceso a la atención médica y la educación.
En Colombia, un exlegislador rebelde y veterano fue elegido el primer presidente izquierdista del país, y prometió defender los derechos de los colombianos indígenas, negros y pobres, mientras construía una economía que funcione para todos.
“Una nueva historia para Colombia, para América Latina, para el mundo”, dijo en su discurso de victoria, entre estruendosos aplausos.
Después de años de inclinarse hacia la derecha, América Latina se precipita hacia la izquierda, un momento decisivo que comenzó en 2018 con la elección de Andrés Manuel López Obrador en México y podría culminar con la victoria a fines de este año de un candidato de izquierda en Brasil, dejando a la región seis economías más grandes dirigidas por líderes elegidos en plataformas de izquierda.
Una combinación de fuerzas ha llevado a este nuevo grupo al poder, incluido un fervor anti-titular impulsado por la ira por la pobreza crónica y la desigualdad, que solo han sido exacerbadas por la pandemia y han profundizado la frustración entre los votantes que han descargado su indignación en los candidatos del establishment.