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2022/02/22

La elección de Boric impulsa el proceso constituyente y potencializa la dinámica antineoliberal en Chile


«Síguenos para saber que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes avenidas por donde camina el hombre libre para construir una sociedad mejor».


Salvador Allende, discurso en La Moneda, 11 de septiembre de 1973.

Las placas tectónicas de la política se mueven en Chile. La nueva generación de la izquierda chilena, fortalecida en el contexto de la insurgencia social de los últimos años, ocupó rápidamente el centro de la política y pasó a asumir un rol hegemónico en la conducción de la revolución democrática que avanza en el país.


La elección de Gabriel Boric/Frente Ampla impulsa el proceso constituyente en curso, así como fortalece poderosamente las dinámicas políticas, populares y culturales que incendian las calles de Chile, denunciando el agotamiento del fallido sistema y exigiendo una nueva forma de vida que representa lo contrario del neoliberalismo.



En opinión del analista político Tomás Mosciatti, director de Rádio Bio Bio y comentarista de CNN/Chile, “la victoria en las elecciones no fue de centroizquierda, fue de izquierda, aun así, ‘sin apellidos’. Nunca antes la izquierda había sido tan poderosa. Esta victoria es superior a la de Salvador Allende, el 5 de septiembre de 1970; es una victoria icónica. La izquierda ha ganado un mandato popular, un mandato legítimo para redactar la Constitución sin limitaciones. Entonces comienza una nueva República”. A este periodista no se le puede tachar de izquierdista; es sólo un agudo observador de la escena política chilena.


La circunstancia histórica es ciertamente única. A pesar de los intentos de gobiernos anteriores de la ex Concertación, especialmente en la presidencia de Michele Bachelet, no hubo correlación de fuerzas a favor de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para enterrar la Constitución pinochetista de 1980.


En ese sentido, el triunfo de esta joven y revolucionaria izquierda chilena abrió “las grandes avenidas” por las que transitan dos transiciones en modo combinado, en el tiempo y en la forma:


[i] la transición que realiza la Convención Constituyente, que permitirá a Chile transitar de la institucionalidad fascista y el Estado privatista-policial heredado de la dictadura de Pinochet, a una República plurinacional, democrática, justa, igualitaria, con garantías y derechos sociales y bienes públicos/comunes desmercantilizados y desprivatizados; y


[ii] la transición que el gobierno bórico iniciará el 11 de marzo de 2022 del ultraliberalismo al posneoliberalismo, que materializa un programa de justicia e igualdad social, de democracia en las dimensiones económica, social y existencial, y de derechos de la población a los servicios públicos de educación, salud, vivienda, jubilación y pensiones.


Será un proceso largo, complejo y, presumiblemente, dialécticamente contradictorio, como todo proceso político-social en el que lo viejo aún no ha muerto y lo nuevo aún no ha nacido.


Esta generación extremadamente joven de la nueva izquierda ocupará el centro de la política chilena durante varias décadas por venir. Esta nueva izquierda es el nuevo sujeto histórico; es el bloque social capaz de constituirse en la fuerza hegemónica del próximo período, dotado de capacidad política para impulsar y liderar los cambios profundos anhelados por la mayoría del pueblo chileno.


Además del propio Boric, el grupo dirigente y el que conformó el comando central de la campaña está integrado por cuadros políticos muy bien preparados que, a pesar de ser muy jóvenes, ya tienen bastante experiencia en la lucha política por la izquierda, como Camila Vallegos/33 años, Giorgio Jackson/34 años, Izkia Siches/35 años y la mayoría de los demás líderes.


Debe quedar claro, sin embargo, que la victoria de Boric, por humillante y contundente que haya sido, no significa, sin embargo, el fin de la ultraderecha, ni representa el fin de la amenaza de la contrarrevolución autoritaria y ultraliberal. en el país.



En ambas cámaras del Congreso, la representación parlamentaria del Frente Amplio es minoritaria, pero no al punto de poner en peligro los intereses del gobierno boricense y de la mayoría del pueblo chileno, lo que requerirá estrategias permanentes de presión popular sobre el parlamento.



Voto histórico de Boric


La elección de Gabriel Boric/Frente Ampla condensa novedades y récords. Con 36 años cumplidos en febrero, Boric es el presidente más joven en gobernar el país en toda la historia. Y uno de los jefes de estado y de gobierno más jóvenes, si no el más joven, del mundo.


La cantidad de votos obtenidos por él es un récord, al igual que la participación popular en la elección. Ganó 4,62 millones de los 8,36 millones de electores que acudieron a las urnas, como muestra el siguiente cuadro:

La lucha política y social se intensificará y polarizará aún más en Chile, ya que las oligarquías dominantes no mirarán pasivamente la pérdida de poderes y privilegios.


Con la conquista del poder nacional y con una mayoría de casi el 80% en la Asamblea Constituyente, la izquierda chilena reúne mayores capacidades y aún mayores fuerzas para frenar la reacción y dar pasos firmes para avanzar en la revolución democrática y antineoliberal.

votações, resultados e participação no Chile - 1970 a 2021

Boric también venció al ultraderechista José Antonio Kast en prácticamente todas las regiones del país, como se muestra a continuación:


De la competencia feroz a la victoria perdida


Las encuestas de intención de voto y el seguimiento de las dos candidaturas indicaban una elección muy reñida, disputada voto a voto. Se estimó una diferencia estrecha, en el rango del 3%.


El recuento mostró, sin embargo, una cómoda victoria de Boric por una diferencia de 971.024 votos, un 11,7% más que su oponente.


El factor determinante de esta extraordinaria ventaja fue el aumento de 1.250.034 votantes en la 2ª vuelta respecto a la primera, especialmente entre los votantes jóvenes. Es razonable suponer que este aumento del 17,6% es un efecto directo de la estrategia de campaña de Boric de extender el contacto con el electorado en todos los territorios del país con la iniciativa “Un millón de puerta a puerta por Boric”.


Al inicio de la 2da vuelta, el comando del Frente Ampla se planteó la ambiciosa meta de llegar a 1 millón de hogares con el mensaje de la candidatura, produciendo un efecto propagador de adhesión ciudadana a un proceso que se convirtió en campaña en marcha -o de movimiento de campaña- .



A dos días de las elecciones, el 17 de diciembre, el mando de Boric registró la increíble cifra de “1.261.000 puertas abiertas reportadas”; es decir, unos 5 millones de personas comunicadas directamente por la campaña, algo así como el 25% de la población total del país. En Brasil, equivaldría a unos 52 millones de personas. ¡Una proeza política!


En entrevista con la senadora Isabel Allende en la víspera de las elecciones [18/12], dijo que el factor que inhibiría la amenaza de Kast de generar un callejón sin salida y no aceptar el resultado sería la gran diferencia pro-bórica derivada del aumento en la participación electoral. .


Para el senador, habría un fuerte aumento en la participación de jóvenes votantes para votar por Boric. El pronóstico de esta senadora del Partido Socialista e hija del presidente Salvador Allende, quien ha inspirado y destilado la política chilena durante más de 70 años, resultó ser acertado.


El desafío de rescatar integralmente el “espíritu de rebeldía”


El extraordinario incremento de votantes en la 2ª vuelta no permitió, aun así, que Boric fuera el destinatario pleno de los votos del contingente de electores que votaron por “Apruebo” en el referéndum de octubre de 2020; es decir, a favor de una Asamblea Constituyente exclusiva.



El plebiscito representó un salto en la capacidad de iniciativa política de la nueva y joven izquierda chilena. Esto porque el plebiscito canalizó el descontento, el cansancio y el malestar general de la población chilena con la barbarie ultraliberal.


La izquierda joven y revolucionaria chilena logró plasmar este sentimiento -porque en él se identifica y se reconoce- y supo desahogar la energía desatada en la insurgencia popular que viene acumulando desde años anteriores.


Esta nueva izquierda, que nació de la crítica mordaz al modo de vida capitalista y la oposición a la gestión neoliberal del país por parte de la ex-Concertación, es quien logra encarnar el “espíritu de los tiempos” antineoliberal. . Sabe interpretar los anhelos de los jóvenes y de la mayoría de la población chilena por otra forma de vida en sociedad que no sea “invivible” y paralizante como lo es hoy.


Un desafío prioritario para la nueva izquierda chilena en el poder a partir del 11 de marzo próximo será reencarnar el espíritu de la rebeldía social que contagió la subjetividad y el imaginario popular y que se manifestó en un 78% a favor de la Constituyente.


La izquierda ganó más con la mística antineoliberal que con la retórica antifascista


Por más amenazante que sea para la democracia el candidato nazi y ultraderechista José Antonio Kast, desde el punto de vista de la mayoría de la población, sin embargo, el tema fundamental que movilizó a las mayorías sociales pro-bóricas fue el descontento con la difícil realidad de la vida.


Ciertamente, la amenaza de Kast fue decisiva para definir el apoyo de las capas liberales y democráticas del país a Boric, pero la disputa fundamental entre Kast y Boric representó el antagonismo entre el neoliberalismo y el antineoliberalismo.


El eslogan “fueron 30 años, no 30 pesos”, de la explosión social de 2019, sintetiza el espíritu de los tiempos actuales, de profundo malestar y malestar con el neoliberalismo.

Hay quienes atribuyen al método horizontal de organización política de las agrupaciones que integran el Frente Ampla un papel preponderante en la victoria. Esta nueva [“ancestro”, aunque abandonada] cultura política horizontal y democrática de la izquierda fue relevante, por supuesto, pero no da cuenta del éxito total de la conquista presidencial.


Otro factor parece aún más fundamental en este éxito, que es la capacidad de esta nueva izquierda no sólo de suceder, en términos generacionales, a la tradición histórica de la izquierda chilena, sino también la capacidad de incorporar una visión programática crítica y contemporánea del capitalismo ultraliberal. y su incompatibilidad con las aspiraciones de vida digna anheladas por la mayoría de la población.


La nueva izquierda ha demostrado el mérito de poder interiorizar y abrazar las demandas difusas y diversas que componen el menú de la rebeldía popular, como el tema climático, la igualdad de género, el buen vivir y los comunes; el respeto a la diversidad, la pluralidad y la plurinacionalidad; crítica al consumismo, al individualismo y al egoísmo; la búsqueda del estado del bienestar, la aspiración a una democracia real etc etc y etc.


Las grandes avenidas se abrieron


Chile vive el proceso de transformación social más promisorio y poderoso de este nuevo ciclo histórico. La elección de Boric, sumada a la mayoría progresista y de izquierda en la Convención Constituyente, mueve el agua en el molino que mueve las ruedas de la revolución democrática en Chile.


El desenlace, por supuesto, es incierto, y sólo el tiempo podrá mostrar cuál será. La actual generación líder del país, una izquierda joven y revolucionaria, aún tendrá muchas décadas de trascendencia y centralidad en la política del país.


Por eso mismo, podrá trabajar con paciencia histórica e inteligencia estratégica en el proceso de construcción de una hegemonía duradera que posibilite la realización de un modelo ejemplar de sociedad posneoliberal.

A pesar de la complejidad y dificultades del proceso y de la reacción de las clases dominantes ante esta fuerza irresistible de la nueva izquierda chilena, lo cierto es que esta generación dirigente tiene condiciones objetivas y subjetivas favorables para el avance de la revolución democrática y la construcción de un post modelo. -neoliberal en este país que fue la cuna del neoliberalismo y podría ser también su tumba.

Rodolfo Varela
Fuente: jeferson miola

Boric honrado por la presencia de un opositor nicaragüense en su toma de posesión en Chile

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, calificó como un honor que el célebre escritor Sergio Ramírez, exvicepresidente de Nicaragua y reconocido opositor al gobierno socialista de Daniel Ortega, asista a su toma de posesión el próximo 11 de marzo.

Sergio Ramírez

A sus 35 años, Boric será el presidente más joven en la historia de Chile. La ceremonia de inauguración tendrá lugar en el Congreso, en el puerto de Valparaíso (centro). Ramírez fue invitado directamente por la izquierda chilena a través de una carta enviada hace dos semanas.


“Muchas gracias a @gabrielboric por su invitación a participar del acto de su toma de posesión como presidente constitucional de Chile y nuevamente mi agradecimiento por su solidaridad con nuestra Nicaragua”, respondió el escritor y periodista nicaragüense, en un mensaje difundido en redes sociales.

“Un honor, compañero. Por tus luchas que son las de un pueblo. Por tus palabras que son más fuertes que las armas. Nos vemos en marzo”, respondió Boric.


Ramírez, de 79 años, pasó de ser una de las personalidades del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y vicepresidente de Nicaragua entre 1985 y 1990, a un severo crítico del liderazgo de Daniel Ortega.


En 2021, el gobierno de Ortega ordenó la detención de Ramírez por un presunto delito de lavado de dinero, lo que lo obligó a salir de Nicaragua para vivir en España.


Ramírez se convirtió en el primer centroamericano en ganar el Premio Cervantes en 2017.

Otras personalidades latinoamericanas que, según la prensa chilena, han recibido invitaciones para asistir a la asunción de Boric son el candidato presidencial colombiano Gustavo Petro, el expresidente Luiz Inácio "Lula" da Silva y el parlamentario español y líder de Más País, Íñigo Errejon.