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2022/01/27

¿Vale recordar, cuántos Allendes deben morir para que el pueblo latino pierda la vergüenza de defenderse?

 

En 1973, el ambiente de agitación en las calles de Chile indicaba que algo estaba por suceder. Enormes manifestaciones de apoyo al gobierno popular de Allende contrastaron con las grandes marchas organizadas por sus opositores de derecha.





El escenario, que culminaría con un golpe militar que llevaría al poder al dictador Pinochet, está magistralmente retratado en el premiado documental “La Batalla de Chile”, del entonces joven Patricio Guzmán. Y, viendo las escenas, es imposible no hacer una conexión con los hechos que ocurren hoy en Venezuela.

                
Las grabaciones comienzan el día de las elecciones parlamentarias chilenas, en 1973, bajo el gobierno de Allende, elegido en 1970 por la Unidad Popular (UP), una coalición de izquierda.


El país atravesaba una grave crisis económica que resultó en escasez y fue ampliamente explotada por la prensa y por los opositores de derecha del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Nacional (PN).


Manifestantes de la oposición salieron a las calles coreando contra el “marxismo que estaba destruyendo el país”. Por otro lado, los trabajadores organizados corearon en defensa de la UP, que en el gobierno proponía reformas de base y una verdadera revolución popular.

La PN y el PDC no ocultaron su objetivo. Ese día querían ganar 2/3 de los escaños en el Parlamento, lo que les daría el poder de destituir a Allende. E incluso antes de que se publicaran los resultados, la prensa ya informaba de la victoria de la derecha, que pronto salió a las calles a celebrar.


Pero el resultado final está por debajo de las expectativas, la Unidad Popular de izquierda obtiene más del 43% de los votos y socava el plan de la oposición. El mismo día, aún con la mayoría simple ganada, el PN y el PDC comenzaron a alegar fraude electoral, inflando las protestas opositoras en las calles, que se tornaron violentas.

A partir de entonces, la oposición adoptó una nueva postura: no dejaría gobernar a Allende. E intensifica el terrorismo comercial,creando una escasez artificial cada vez mayor. En respuesta, el gobierno fortalece las Juntas de Abastecimiento y Precios (JAP), encargadas de fiscalizar la distribución de productos básicos y denunciar a los especuladores. 






Tales organismos descubren enormes cantidades de stock de estos insumos escondidos en establecimientos comerciales, al servicio de la especulación y el mercado negro, y los redistribuyen entre la población, que forma inmensas filas para adquirirlos.

En el ámbito político, parlamentarios electos del PN y del PDC adelantaron su promesa de no dejar gobernar a la UP. Utilizando su mayoría simple, comenzaron a perseguir a Ministros y otras autoridades gubernamentales, como el Ministro de Economía, encargado de administrar la JAP, que distribuía alimentos a la población. En esta cacería de brujas, sin mayores pruebas, logran destituir a 2 autoridades y 7 Ministros en tan solo 3 meses. La oposición sólo se calmaría cuando, al proponer la destitución de todos los ministros del gobierno, tuvo que enfrentarse a una gran manifestación popular convocada por la CUT chilena.





Pero el boicot al gobierno no quedó ahí. Para acabar con la crisis de escasez creada artificialmente por la oposición y los dueños de los medios de producción, Allende expropió 49 industrias que boicotearon su propia producción. El Congreso reacciona rápidamente, aprobando una reforma que invalida las expropiaciones y elimina el derecho de veto del presidente. Apoyado por los trabajadores que se quejaron de las prácticas de los patrones y apoyaron la medida, Allende apeló a la Corte Constitucional sin éxito.


Durante los 6 meses que precedieron al golpe, la oposición parlamentaria aún bloqueó varios otros proyectos de la UP. Sin presentar ningún otro plan alternativo de gobierno, el PN y el PDC prohibirían la ley que castigaría los delitos económicos que provocaron el desabastecimiento del país, la ley que garantizaría la participación de los trabajadores en las fábricas y autogestionaría las empresas, la creación de dos Ministerios y el ajuste salarial.


Al mismo tiempo, en las calles apareció el grupo fascista “Patria y Libertad” que, portando escudos y cascos y contando con la participación de estudiantes de la Universidad Católica (los “hijos de la burguesía”), actuaría para causar disturbios. y crear inestabilidad a través de la violencia. Fueron patrocinados por empresarios como la Sociedade Nacional da Agricultura y la Sociedade de Fomento Fabril. Contaron con el apoyo de ex agentes de la CIA y del Departamento de Estado de Estados Unidos. De hecho, el propio gobierno estadounidense ya ha difundido documentos que confiesan la participación estadounidense en el golpe chileno.



En este escenario, los ánimos suben. Estudiantes opuestos a la reforma educativa, muchos de ellos de la Universidad Católica, se unen a la oposición. Por otro lado, los trabajadores salen a las calles en defensa de Allende. 


El 27 de abril, en un acto convocado por la CUT, al pasar frente a la sede del PDC, la multitud fue atacada con armas de fuego en la que murió un trabajador. En este período de organización de los trabajadores en torno a los sindicatos y en defensa del gobierno, las organizaciones patronales reaccionan. 


Los propietarios de autobuses declaran una huelga indefinida, mientras que los trabajadores responden utilizando camiones de sus fábricas para trabajar. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas envían una carta pública al presidente para advertirle que actuarán de forma autónoma si no respeta la Constitución.

El movimiento de oposición se intensificaría entonces con la huelga de los trabajadores de la mina de cobre El Teniente. Fue la primera gran participación de un sector proletario en la oposición, en una mina que respondía por el 20% de las divisas de Chile. Vale recordar que, hasta el día de hoy, la extracción de cobre es la principal actividad de las finanzas chilenas y que, dos años antes, en 1971, el cobre había sido nacionalizado por el gobierno de Allende. 


A la huelga, sin embargo, se unió una minoría, con al menos el 60% de los mineros continuando trabajando durante la misma. A pesar de esto, la prensa infló el movimiento huelguístico e ignoró que la mayoría de los mineros apoyaban al gobierno. El paro no se extendió a otras minas importantes del país y, pese a contar con el apoyo y adhesión de comerciantes y transportistas, perdió fuerza y ​​finalizó en junio. 


En las ciudades aumentaron los conflictos, pero se sumaron los trabajadores organizados en torno a la UP y en defensa del gobierno popular de Allende. De la misma forma, las manifestaciones de oposición provenientes del PDC tuvieron buena adhesión.

Después de agotar todas las vías para evitar que Allende gobernara, con paros patronales, boicots parlamentarios, uso de medios tradicionales para desinformar y desabastecimiento artificial, la oposición finalmente recurriría a su último recurso.


A finales de junio daría un fallido intento de golpe de estado al intentar atacar el Palacio de La Moneda. En ese momento, las Fuerzas Armadas aún no habían establecido una posición golpista y el intento fracasó. Siguieron más de dos meses de guerra civil inminente, mientras los trabajadores discutían seriamente la posibilidad de tomar las armas para defender al gobierno, hasta que la derecha jugó su última carta.


Con amplio apoyo de las Fuerzas Armadas, el 11 de septiembre de 1973, la derecha chilena bombardeó el Palacio de La Moneda, provocó la muerte de Allende y finalmente llevó a cabo el golpe militar que, en pocos meses, llevaría al poder al dictador Pinochet.


                                           


Todos conocemos las consecuencias de este golpe, no muy distintas a las que ocurrieron en Brasil al mismo tiempo. Entrega, endeudamiento, inflación y un colapso económico al final del régimen. Hoy también es posible mirar hacia atrás y darse cuenta de que confiar en las instituciones de la democracia liberal fue un gran error táctico de la Unidad Popular.


Cuando se produjo el primer intento de golpe militar, demostrando que tales instituciones no cejaban en socavar el poder popular, Allende debió seguir el consejo del pueblo de disolver el Parlamento y armar los cordones y las comunas populares. No lo hizo por miedo a que el radicalismo legitimara la intervención, pero el golpe se dio de todos modos. A pesar de algunas peculiaridades, sorprenden las similitudes que trae este escenario pregolpista chileno con el caso actual de Venezuela.

Al igual que Chile, que nacionalizó el cobre en 1971, Venezuela también pasó por un proceso de nacionalización del petróleo. Ambos países cuentan, respectivamente, con grandes cantidades de estos productos, y sus economías están centradas en sus exploraciones. En Venezuela, esta nacionalización impulsó incluso a la derecha a un violento y frustrado intento de golpe de Estado en 2002.

En ambos casos, la medida llamó la atención del gobierno estadounidense, que ya admitió, a través de la divulgación de documentos, la injerencia de la CIA en el golpe chileno y, hoy, financia abiertamente a grupos de derecha venezolanos.


En Venezuela en 2015 los partidos de derecha obtuvieron la mayoría en el Parlamento y, al igual que en Chile en 1973, esta oposición ha jurado públicamente desde las elecciones que tiene como único objetivo derrocar al presidente. Al igual que en Chile, los venezolanos también están experimentando una grave crisis económica y escasez, para muchos, provocada artificialmente por la comunidad empresarial opositora.


Quizás inspirado por las JAP de Allende, Maduro creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) para combatir el problema. Algunos de estos Comités incluso han sufrido ataques de la derecha donde se quemaron toneladas de alimentos.

La situación venezolana también es similar a la chilena cuando analizamos la organización popular en las manifestaciones. En los últimos años, en Venezuela se han formado grupos de derecha, que en ocasiones incluso utilizan armas de fuego para dar un tono más violento a las protestas contra el gobierno, como lo hizo “Patria y Libertad” en Chile. Por otra parte, siguiendo el ejemplo chileno, existe una inmensa cantidad de organizaciones comunales y obreras dispuestas a defender el bolivarianismo venezolano. Tanto en el Chile de 1973 como en la Venezuela de hoy, la situación no es tan simple como pretenden demostrar los medios tradicionales.


Un país está formado por una serie de correlaciones de fuerzas y, como ya lo demostró el ejemplo chileno, un Presidente no siempre representa el lado más fuerte. En Venezuela, la oposición posee los medios de producción, el capital financiero y el apoyo estadounidense, y ha rechazado todos los llamados gubernamentales al diálogo.


Al igual que en el Chile anterior al golpe, los políticos venezolanos de derecha son dueños de los principales medios de comunicación del país y, desde la victoria de Chávez, los han utilizado para difundir información falsa y denunciar un fraude electoral que nunca existió. Todo indica que el interés popular, sin embargo, continúa del lado bolivariano, que concentra principalmente a las clases más pobres y trabajadoras del país.


En Brasil, es muy triste ver que parte de nuestra izquierda no ha aprendido de los viejos errores y parece tener miedo de escuchar las primeras críticas de un gran periódico.


Como dijo Gilberto Maringoni, en Venezuela no hay matices, ni un muro en el que puedas pararte cómodamente. Existe, en efecto, la inminencia de una guerra civil y una intervención exterior imperialista que la oposición venezolana ha querido desde que se vio incapaz de volver al poder.


Artículo basado en el documental “A Batalha do Chile”, de Patrício Guzman, y en el video producido por QuatroV.


La izquierda brasileña debe organizarse en torno a proyectos populares, no a espantapájaros que no construyen nada. También deben reconocer que ver terceras vías donde no existen significa sólo darse el privilegio del conformismo y el desapego. Su fragmentación y su obediencia a las reglas creadas por el capital siempre condujeron a su derrota.







Que el asesinato y muerte de Allende no esté condenada a repetirse eternamente en la historia de chile y America latina.

Promesas de Gabriel Boric, presidente electo de Chile, podrían no avanzar

Incluso victorioso, el exdirigente estudiantil deberá esforzarse por mantener la responsabilidad fiscal y evitar la fuga de capitales, además de controlar la inflación.


Gabriel Boric Presidente Electo de Chile

Nadie esperaba que el nuevo presidente de Chile, el exlíder estudiantil Gabriel Boric, ganara por un margen tan alto. Las encuestas apuntaban a una disputa equilibrada entre él y el candidato ultra derechista, Antônio Kast. Pero, cuando se abrieron las urnas, el izquierdista obtuvo casi el 56% de los votos, mientras que el opositor obtuvo poco más del 44%. 

La reacción del mercado financiero chileno fue reflejo del resultado. La bolsa de valores de Santiago cayó un 8%, mientras que el índice MSCI Chile, que rastrea las acciones chilenas, cerró la jornada con una caída del 10,7%. Un resultado ajustado dejaría menos margen de maniobra al presidente electo para nacionalizar la seguridad social en el país, su gran promesa de campaña. 

Con el voto más grande jamás recibido por un candidato presidencial, la percepción del mercado fue que ganó impulso para aumentar la presencia del estado en la economía. Es claro que en este momento los inversionistas dejan de lado las promesas de responsabilidad fiscal ante un escenario incierto. Pero el margen de maniobra del futuro presidente tampoco es grande. Este año se espera que la economía del país, recuperándose de los efectos de la pandemia, crezca un 11% frente a una caída del 5,7% en 2020.


PIB Chile
2021 +11%
2022 +2,5%


Sin embargo, el próximo año, el incremento del Producto Interno Bruto de Chile debería estar entre 2% y 3%, según el gobierno. Además, la pobreza creció en el país, alcanzando al 12% de la población. 


El Congreso chileno se dividirá entre izquierda y derecha, sin que ningún lado controle la Cámara de Diputados y el Senado. Y se espera que la inflación, que preocupa a los chilenos como a otros países, finalice el año en 6%. Tres veces más de lo que era antes de la pandemia. 


Es decir, aunque gane, el presidente deberá hacer un esfuerzo para mantener la responsabilidad fiscal y evitar la fuga de capitales, además de controlar la inflación. Los cambios en las pensiones parecen inevitables, ya que el modelo actual, que crea fondos individuales para los trabajadores en lugar de una pensión pública que pague las pensiones, como ocurre aquí en Brasil, parece agotado. Pero, como dijo la revista británica The Economist, la promesa del candidato Boric de enterrar el liberalismo económico en el país debe quedar en eso, una promesa no es lo que esperan los chilenos.






Banco Central de Chile sube tasa de interés básica de 4% a 5,5% anual



El Banco Central de Chile elevó su tasa de interés básica en 1,5 puntos porcentuales, de 4% a 5,5% anual, informó la institución este miércoles (26). La decisión fue unánime entre los miembros del Consejo y representó un incremento mayor al firmado el mes anterior.


En un comunicado emitido tras la reunión monetaria, los mandatarios dicen que la economía mundial ha perdido algo de su dinamismo, pero que las perspectivas para este año muestran mayores cambios.





Señalan que el repunte de casos de covid-19, significativo en varios países, provoca una menor movilidad y que se tuvieron en cuenta sus efectos sobre la actividad.



El banco central de Chile apuntó a presiones inflacionarias en todo el mundo y mayores riesgos geopolíticos, especialmente en Europa, con tensiones entre Rusia y Ucrania.


Con respecto a la economía chilena, los líderes señalan que los niveles de incertidumbre “siguen altos” en la comparación histórica y las tasas de interés de largo plazo mantienen un diferencial relevante en relación a sus pares externos.


Tanto el peso chileno como el mercado bursátil subieron alrededor de un 5%, mientras que las tasas de interés de corto plazo aumentaron en respuesta a una mayor inflación y expectativas de mayores tasas de política monetaria, se lee en el comunicado.

CEPAL dará a conocer las últimas estadísticas sobre pobreza y desigualdad en el contexto de una prolongada crisis sanitaria y social provocada por la pandemia

El Informe Panorama Social de América Latina 2021 será presentado este jueves 27 de enero en conferencia de prensa virtual por la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Regional de Naciones Unidas, Alicia Bárcena.




La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dará a conocer este jueves 27 de enero de 2022 su informe anual Panorama Social de América Latina 2021, en el que analiza el impacto social de la crisis provocada por la pandemia y presenta las estadísticas más recientes sobre pobreza, desigualdad y gasto social en la región.


El documento será presentado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en una conferencia de prensa virtual en Santiago de Chile.

El estudio también analiza los profundos efectos de la prolongada crisis sanitaria en los sistemas de salud y protección social, así como los impactos en el mercado laboral generados por la pandemia, e incluye un capítulo que aborda la importancia de transitar hacia una sociedad del cuidado como horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género.

La conferencia de prensa se transmitirá en vivo vía Zoom a través del siguiente enlace: https://cepal-org.zoom.us/webinar/register/WN_b5v6Z33XS-y8oE2KR9IfWQ


Los periodistas interesados ​​en participar en la conferencia de prensa deben registrarse con anticipación. Recibirá un correo electrónico automático con instrucciones sobre cómo conectarse.


También se transmitirá en línea a través de la página web de la Institución: https://live.cepal.org/ y a través de redes sociales como: Twitter https://twitter.com/cepal_onu) y Facebook (https://www.facebook. com/cepal.un). Los periodistas podrán enviar sus preguntas con anticipación a la dirección de correo electrónico: conferenciaprensa@cepal.org, las cuales serán respondidas en vivo por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, una vez presentado el documento. Solo se recibirán consultas hasta las 11:30 am en Chile.