Brasil celebró hoy la elección del diplomático Roberto Azevêdo como director de la OMC y la consideró el “reflejo de un orden mundial en transformación”, que ayudará a impulsar un ordenamiento económico “más dinámico y justo”.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien personalmente decidió postular al diplomático de 55 años especializado en comercio internacional, aseguró en un comunicado que lo hizo segura de que “por su experiencia y compromiso, podría conducir a la OMC hacia un ordenamiento económico mundial más dinámico y justo”.
Según la mandataria, Azevêdo tendrá la tarea de darle a la OMC y al comercio mundial un impulso “nuevo, equilibrado y vigoroso”, para que la economía global “deje atrás la crisis” y comience un “período de crecimiento y justicia social”.
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, convocó a la prensa tras ser informado del desenlace del proceso y dijo que el triunfo de Azevêdo frente a la candidatura del mexicano Herminio Blanco es “reflejo de un orden mundial en transformación”.
Patriota valoró que al tramo final de la elección hayan llegado dos candidatos latinoamericanos y expresó su “reconocimiento a México por la competencia profesional y la buena convivencia” en el proceso.
Según el canciller, la candidatura de Azevêdo se apoyó en los países emergentes y en desarrollo, pero también tuvo sustento en las naciones más ricas.
Admitió, sin embargo, que durante el proceso hubo “una dinámica con ciertas características Norte-Sur”, por el manifiesto apoyo de los países más desarrollados al mexicano Herminio Blanco, y de los emergentes a Brasil.
No obstante, explicó que el respaldo al candidato brasileño “fue creciendo” y superó esa barrera geográfica ficticia que marca las diferencias entre los países en desarrollo y los más ricos.
Según Patriota, uno de los primeros objetivos de Azevêdo en el cargo, en el que reemplazará al francés Pascal Lamy, será intentar “reflotar” la Ronda de Doha, paralizada desde hace más de cuatro años.
Para eso, el ministro aseguró que Azevêdo “no necesita ningún entrenamiento”, pues conoce la OMC desde adentro por su experiencia como representante de Brasil en ese organismo y su “extraordinario conocimiento” del comercio internacional.
Azevêdo fue, según se enfatizó en su campaña, “un candidato de la casa para la casa” y ahora, una vez electo, “dejará de ser un diplomático brasileño” y pasará a ser “un funcionario de la OMC que trabajará en favor del comercio mundial”, indicó Patriota.
La candidatura de Azevêdo fue el segundo intento de Brasil por alcanzar la dirección de la OMC, una organización que lo cuenta entre los países más activos.
En 2005 postuló al embajador Luiz Felipe de Seixas Correia, quien como Azevêdo tenía gran experiencia en ese organismo, y lo hizo pese a que Uruguay ya había presentado la candidatura del diplomático Carlos Pérez del Castillo, para que la pedía apoyo latinoamericano.
La candidatura de Seixas Correia causó cierto malestar en Uruguay y algunos cruces diplomáticos, pero su eliminación en las primeras de cambio ayudó a zanjar la situación con el país vecino.
En el tramo final, al que llegaron Pérez del Castillo y el galo Pascal Lamy, a la postre vencedor, Brasil finalmente respaldó al candidato uruguayo, pues, según explicó entonces el Gobierno, “sería muy difícil no apoyar al candidato latinoamericano”.