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2025/12/10

La Ingeniería Total de la Dependencia

Cómo la Nueva Izquierda Latinoamericana Fabrica Pueblos Enteros para Servir al Estado

Por Rodolfo Varela 

Locutor, comunicador y columnista


América Latina gira hacia una nueva izquierda



Algo está ocurriendo en América Latina y ya no puede seguir siendo ignorado: una operación política calculada, silenciosa pero devastadora, que ha logrado lo que ninguna dictadura del siglo XX consiguió jamás.


La nueva izquierda —la que se disfrazó de salvadora— ha perfeccionado una ingeniería total de la dependencia, un sistema diseñado para fabricar ciudadanos ignorantes, pobres, temerosos y eternamente agradecidos al mismo poder que los oprime.

Y lo más grave es esto:

la misión está siendo ejecutada con un éxito aterrador.

Mire a su alrededor.

Las escuelas públicas se parecen cada vez más a cárceles abandonadas, lugares donde las personas son almacenadas, no educadas. Mientras tanto, los congresos rebalsan de lujos, buffets de langosta, privilegios obscenos y beneficios que un ciudadano común jamás verá en toda su vida.

¿Por qué?

Porque la gente educada piensa, cuestiona y se rebela.
Y ese es el peor terror para esta izquierda fabricada en laboratorio que gobierna un continente podrido.


Ellos no quieren educación de calidad.


Quieren máquinas humanas capaces de apretar tornillos, pero incapaces de comprender el sistema que los encadena. La educación se ha convertido en un ritual torpe, donde nadie reprueba, todos son empujados hacia adelante y el objetivo ya no es formar mentes: es neutralizarlas.


49% de los chilenos considera "mala" la calidad del sistema educativo


Un cerebro que funciona es una amenaza.


Mucho más seguro mantener a la población hipnotizada con TikTok, chismes de celebridades, reality shows y ese pan de cada día llamado entretenimiento vacío, mientras la pobreza se cultiva como un jardín —podada, administrada, jamás permitida a desaparecer.


Porque una población pobre no piensa en libertad; piensa en sobrevivir.


Mientras millones luchan por alimentar a sus familias, los políticos queman fortunas en enmiendas secretas, tarjetas corporativas, jets privados y privilegios financiados con el sudor de la misma gente que mantienen de rodillas.     A fin de mes llega una transferencia mínima —una limosna calculada.


Apenas suficiente para que muchos digan:“Bueno… al menos es algo.”

Y así, queda asegurado otro dependiente leal.

Es el mismo mecanismo del narcotráfico:
primero te quiebran,luego te dan una “dosis”,
y por último te convencen de que te salvaron.

Pero la dependencia que están construyendo no es solo económica —es emocional.


Manos solidarias que alivian la necesidad en Iquique, Chile.

Naciones enteras se han convertido en huérfanos del Estado: 

Ciudadanos que creen que los políticos son sus padres, que el gobierno es su salvador, y que obedecer es la única manera de sobrevivir.

Porque el objetivo no es crear ciudadanos.
Es crear devotos.

Y cuando la devoción no basta, utilizan el miedo.


Aquí se esconde la capa más perversa del sistema:


la instrumentalización de las Cortes Supremas y del poder judicial.

El poder judicial se ha transformado en una herramienta para intimidar, silenciar y castigar a quienes se atreven a disentir.


Ni siquiera las dictaduras del pasado lograron un método tan refinado:


Silenciar a la población no con balas, sino con jueces; no con cárceles, sino con amenazas “legales”; no con censura explícita, sino con fallos disfrazados de justicia.

Hablas demasiado fuerte, criticas demasiado directo, expones demasiado —y la toga se convierte en látigo.


Por encima del Poder Legislativo y del Ejecutivo


Mientras tanto, los hijos de ellos estudian en el extranjero, con educación de primer nivel, lejos de las ruinas que sus propios padres crearon.
Usted, si tiene suerte de entrar a una universidad, egresará endeudado y sin empleo.

Ellos disfrutan salud de élite, sueldos millonarios, choferes privados, guardaespaldas y hasta viáticos para comprar ropa interior.

Usted muere esperando en una fila de hospital, viaja en buses repletos y agradece a Dios cuando el Estado le tira unas migajas a su cuenta.


La verdad, sin maquillaje, es esta:


No les interesas tú ni tu familia.
Te necesitan ignorante, para que no entiendas.
Pobre, para que no elijas.
Con miedo, para que no resistas.
Y dependiente, para que nunca escapes.

Ese es el proyecto político.
Esa es la estrategia.
Y en gran parte de América Latina,
está funcionando con una perfección que da escalofríos.