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2025/11/19

Chile, el fin de un ciclo: la izquierda corrupta y mentirosa que engañó por décadas al pueblo

 Por Rodolfo Varela 

Chile despertó. Y lo hizo con una fuerza que la izquierda nunca quiso ver.




Las urnas del domingo marcaron un punto de quiebre histórico: el peor resultado electoral para la izquierda desde la caída de Pinochet, un golpe que deja al país frente al fin de un ciclo político marcado por traiciones, mentiras y promesas rotas.


Un derrumbe anunciado


La candidata comunista Jeannette Jara logró un 26,8% en primera vuelta.
José Antonio Kast obtuvo un 23,9%.
Apenas tres puntos de diferencia.
Pero lo más decisivo es lo que viene ahora: con el apoyo natural de los otros candidatos de derecha, Kast está a un paso de superar holgadamente el 50% y llegar a La Moneda el próximo 14 de diciembre.

Para la izquierda, este resultado es una derrota amarga, profunda y estructural.

No es un accidente: es la consecuencia de décadas de engaño.


La izquierda chilena perdió su alma —y perdió al pueblo

Desde 1990, los gobiernos de izquierda prometieron justicia social, dignidad, reparación y un país más justo.


¿Qué entregaron?


Mentiras, abandono y una corrupción cada vez más descarada.

  • Prometieron mejores pensiones: entregaron miseria.
    En Chile, un jubilado vive con el 50% de un salario mínimo. Eso es indigno. Eso es violencia.

  • Prometieron educación pública de calidad: dejaron un sistema podrido, desigual, elitista.

  • Prometieron salud digna: crearon uno de los sistemas más lentos y devastados de América Latina.



La izquierda pasa factura: La pobreza en Chile pasó del 6,5% al 22,3%


  • Prometieron reparación a las víctimas de la dictadura:
    las dejaron abandonadas, olvidadas, usadas solo para discursos en campaña.

  • Hablan de pobreza desde oficinas acolchadas y sueldos millonarios.

Hablan de justicia mientras pactan con los mismos grupos económicos que dicen combatir.
Hablan de derechos humanos mientras bloquean leyes, ocultan cifras y reparten cargos entre amigos.


Boric y el derrumbe final


En los cuatro años del presidente Gabriel Boric, la derecha no se radicalizó sola:
la incompetencia del Gobierno fue su mejor combustible.

Chile vive una crisis de delincuencia, asaltos y crimen organizado sin precedentes.
Las familias viven con miedo.
Los barrios están sitiados.
El país se siente abandonado.

Y en estas condiciones, ¿cómo iba la izquierda a convencer a las mayorías?
No lo hizo.
No pudo.
No supo.


Jeannette Jara: un legado que pesa como una losa

La candidata comunista carga el peor lastre posible:
su paso por el Ministerio del Trabajo, marcado por reformas improvisadas, retrocesos, un sistema previsional colapsado y una ciudadanía harta de que se juegue con su futuro.

La izquierda quiso imponerse con discursos del pasado, pero el país les respondió con una contundente bofetada democrática: ya no les cree.


El fin de un ciclo que no representa a Allende

Esta nueva izquierda —corrupta, desconectada, arrogante— no tiene nada que ver con el legado de Salvador Allende.
Se enriqueció mientras el pueblo empobrecía.
Se escondió detrás de discursos ideológicos para justificar su propia incapacidad.


35 años después del retorno a la democracia, por primera vez un defensor abierto de la dictadura podría llegar a La Moneda.
Y la izquierda es la única responsable.


La nueva izquierda chilena vive una crisis sin tamaño.


Recordemos, Chile


No es la primera vez que la izquierda pierde, pero sí es la primera vez que se desploma por completo.
Ya en 2017, la derrota frente a Sebastián Piñera marcó un agotamiento evidente.


Pasado reciente de Chile que la izquierda olvido


Pero ahora es distinto:


es un derrumbe moral, político y generacional.

La centroizquierda se desconectó de sus bases, se transformó en una élite y perdió la credibilidad que alguna vez la hizo mayoría.

Y la izquierda radical, atrapada en discursos anacrónicos, terminó arrastrando a todo un sector político al abismo.


2025: el año en que Chile dijo basta


La derrota de este año refleja el fin de un modelo, el fracaso de una generación política que prefirió ideología antes que soluciones, que traicionó la memoria histórica y que jamás estuvo a la altura de las víctimas de la dictadura.

Chile entra en un nuevo ciclo.
Uno incierto, sí.
Con riesgos, claro.

Pero también con una oportunidad: dejar atrás a quienes engañaron al país por más de 30 años.


Y tú, Chile:

Recuerda.
Porque cuando un pueblo olvida, los mismos vuelven a mentir.


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