El general Sergio Arellano Stark, en una imagen de archivo.
Fue, para muchos, el gran impulsor del golpe militar contraSalvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
Pero el general Augusto Pinochet, que se sumó a la conjura a 48 horas de los bombardeos del palacio de la Moneda, se quedó con todo el poder y el general Sergio Arellano Stark, el principal conspirador, terminó bajo su mando, como ejecutor de una serie de asesinatos que conmovieron a Chile y el mundo.
Se los conoció como 'La caravana de la muerte'. Al igual que el dictador, el 'lobo' Artellano Stark eludió la cárcel por cuestiones de senilidad. Y como Pinochet, falleció sin la gloria que alguna vez, hace más de 40 años, supuso suya. El deceso del 'lobo', ocurrido este miércoles, a los 94 años, lo devolvió por unas horas al primer plano de la política.
Apenas cuatro meses atrás, el caso de Arellano Stark había sido sobreseído por padecer un avanzado nivel de alzhéimer en una de las causas judiciales más emblemáticas de la posdictadura.
Durante su paso por el norte chileno, Arellano Stark tuvo a su cargo a 14 militares, la mayoría de los cuales pasaron más tarde a ser parte de la temible Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
El Gobierno de Michelle Bachelet se pronunció con extrema sobriedad sobre el deceso del 'Lobo'. El ministro del Interior, Jorge Burgos, democristiano, como lo era la familia de Arellano Stark, apenas recordó que era “una persona de edad y estaba bastante enferma hace muchos años. Como todo ser humano habrá gente más cercana que lo siente y ese sentimiento hay que respetarlo”. También mencionó que había sido condenado “por delitos de lesa humanidad”.
El diputado comunista Hugo Gutiérrez fue más tajante: “Murió genocida Arellano Stark, otro que hizo perro muerto y no pagó... También se la sacó por loco, al igual que su jefe”.
Apenas cuatro meses atrás, el caso de Arellano Stark había sido sobreseído por padecer un avanzado nivel de alzhéimer en una de las causas judiciales más emblemáticas de la posdictadura.
La 'caravana de la muerte' es el nombre por el que se conoció la comitiva militar que fue al norte de Chile a “aleccionar” a los militares que tenían cierta consideración por sus prisioneros políticos.
“No habrá piedad con los extremistas”, dijo Pinochet. El Lobo cumplió la orden como oficial delegado del comandante en jefe del Ejército y presidente de la Junta de Gobierno.
Aunque formalmente viajó al norte para agilizar juicios, dos semanas después de abandonar la capital, fueron ejecutadas 71 personas.
En varias oportunidades, los militares usaron sables corvos antes de fusilarlos. Cuando regresó a Santiago de Chile, a finales de octubre de 1973, Arellano Stark fue recibido con honores por Pinochet. Por sus posteriores disidencias con el dictador, pasó a retiro en 1976.
Durante su paso por el norte chileno, Arellano Stark tuvo a su cargo a 14 militares, la mayoría de los cuales pasaron más tarde a ser parte de la temible Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
El Lobo responsabilizó a sus subordinados de los actos atroces. Dijo que se cometieron a sus espaldas. Los libros que comenzaron a publicarse a partir de los años 90 han demostrado lo contrario.
La causa 'Caravana de la muerte' permitió el primer procesamiento de Pinochet una vez que regresó de Londres, donde sus abogados evitaron que la justicia británica aceptara la petición de extradición enviada por Baltasar Garzón.
REACCIONES DISPARES
El Gobierno de Michelle Bachelet se pronunció con extrema sobriedad sobre el deceso del 'Lobo'. El ministro del Interior, Jorge Burgos, democristiano, como lo era la familia de Arellano Stark, apenas recordó que era “una persona de edad y estaba bastante enferma hace muchos años. Como todo ser humano habrá gente más cercana que lo siente y ese sentimiento hay que respetarlo”. También mencionó que había sido condenado “por delitos de lesa humanidad”.
El diputado comunista Hugo Gutiérrez fue más tajante: “Murió genocida Arellano Stark, otro que hizo perro muerto y no pagó... También se la sacó por loco, al igual que su jefe”.
La abogada Carmen Hertz, una de las querellantes en la causa 'Caravana de la muerte', señaló: “Ha muerto en la impunidad Arellano Stark, un represor genocida, un cobarde que tronchó la vida de decenas de jóvenes nobles y valientes”.