La ola de violencia contra políticos se ha intensificado en los últimos días en Brasil con la muerte por homicidio de varios aspirantes a concejales y alcaldes.
José Gomes da Rocha
Expertos consultados advierten que el crimen organizado participa de forma activa en el proceso de elecciones municipales que vive Brasil con el objetivo de aumentar sus recursos, consolidar su poder protegerse frente a la acción de la Justicia.
"En Río de Janeiro grupos al margen de la ley y paramilitares han participado activamente en el proceso electoral. Nos preocupa que el crimen organizado esté implicado en la financiación de las elecciones y que se organicen políticamente", afirmó recientemente el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Gilmar Mendes.
En la actualidad, agregó, estos grupos ya no presentan candidatos sino que apoyan a personas de confianza, ya sea financieramente o mediante el uso de la violencia contra sus adversarios.
"Esto genera un auténtico asedio a los posibles candidatos en los meses previos a las elecciones", admitió Cardoso, que subrayó que el móvil último de las bandas criminales y las milicias es económico.
"Los criminales buscan el dinero, no tienen ideología", y ese afán de "enriquecimiento" es compartido por las facciones criminales, las milicias y las tramas de corrupción política, dijo.
La búsqueda de financiación salpica también a las elecciones mediante la llamada "tasa electoral" que el crimen organizado cobra a los candidatos para permitirles hacer campaña en sus zonas de control y que oscila entre los 15.000 y los 20.000 reales (de 5.000 a 6.500 dólares), según denunció este miércoles el diario O Globo.
Además, explicó fe el coordinador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), Ignacio Cano, durante décadas "la política fue la manera de protegerse frente a procesos legales".
Según datos de la UERJ, una quinta parte de la población brasileña vive en territorios controlados por facciones criminales, lo que "coarta la libertad" de los votantes, ya que es "ilusorio" pensar que se puede controlar la situación en esas áreas durante la campaña electoral, relató Cano.
Según el experto, las milicias, grupos vinculados con las fuerzas de seguridad que en ocasiones "son una evolución de antiguos grupos de exterminio", son las más interesadas en acceder a los organismos públicos porque "tienen una mayor estrategia; el traficante de drogas, generalmente, no tiene una gran formación intelectual y carece de capacidad organizativa".
"Es cierto que es arriesgado meterse a político", concedió Cardoso quien, no obstante, quiso mostrarse optimista al considerar que "son casos puntuales que no comprometen el sistema electoral".