¡Vamos! ¡Viva Chile!”. Fue así, recordando una conocida frase del dirigente socialista asesinado por el golpe militar de 1973, que el nuevo presidente de chile, Gabriel Boric, de 36 años, asumió el cargo.
De hecho, la nieta de Allende, Maya Fernández, la ministra de Defensa, es parte de su gobierno. El exdirigente estudiantil cubierto de tatuajes cuya banda presidencial le pidió a un sindicato textil de mujeres, creó un ministerio con más mujeres que hombres.
Atrajo a los líderes indígenas. Se celebró con pompa por la izquierda Latino América, que ve en ella signos de nuevos vientos. Sin embargo, incluso antes de empezar a despachar, se convirtió en sinónimo de una izquierda que molesta a la izquierda.
Para derrotar en las elecciones al ultraderechista José Antonio Kast, Boric tuvo que caminar hacia el centro (entre sus auxiliares, varios son representantes de este grupo). Sí, invitó a Dilma Rousseff a la inauguración, ya ha dicho que le gusta la idea de Lula sucede a Bolsonaro, pero tampoco dudó en dejar claro: si se necesita un cambio, que los cambios vengan con autocrítica sincero y fundamental.
“Queremos aprender de los problemas que tuvo PT. Queremos aprender para que no nos pasen. Los casos de corrupción, por ejemplo, que son graves y que, cuando suceda, piden una reacción muy firme, para que no se prolonguen”. Boric, a juzgar por este comienzo, es una voz que necesita ser escuchada.
Mensalão
Obs: Escándalo de corrupción de partido PT del expresidente Lula: Pt no es referencias para nadie.
La mensualidad era un sistema de pagos ilícitos que utilizaba el gobierno federal del PT para garantizar el apoyo de diputados y senadores en la votación de leyes y reformas favorables al gobierno Lula.
El esquema se descubrió a través de un video de cámara oculta cuando un director de la oficina de correos explica a dos empresarios cómo se amañaron las licitaciones.. En este esquema participaría el diputado y presidente del PTB, Roberto Jefferson, quien era aliado del gobierno Lula del PT.