ric, este lunes (4). En entrevista, la dirigente de la CUT Chile, Amalia Pereira, dice que la aprobación de la nueva constitución vendrá “para construir un nuevo país, que sepulte la herencia neoliberal del dictador y traidor Augusto Pinochet (1973-1990)”.
¿Qué importancia tiene la Nueva Constitución para el presente y futuro de Chile?
Ante todo, hay que reconocer que esta es una Nueva Constitución en derechos, que viene a derogar la Constitución de la dictadura de Pinochet, hecha por media docena de personas. Ahora tendremos una nueva Carta Magna basada en los derechos humanos y ambientales, en los derechos de todos y todas, de los pueblos originarios. Para ello fue importante la participación igualitaria de 155 trabajadores, intelectuales, siendo amplia en todo el sentido de la palabra.
Pero tenemos problemas desde hace mucho tiempo, abusos de desamparo y desprotección por parte del Estado: en salud, en educación, gravísimos en el ámbito ambiental y habitacional. Grandes empresas y poderes económicos se apropian de los territorios, terminan ocupando tierras y trayendo problemas a las comunidades. Esto lo tenemos con más fuerza en la fundición de la ciudad de Puchuncaví, en la región central de Valparaíso, donde han pasado más de 30 años y nadie se ha preocupado. Mientras tanto, niños, adultos y ancianos seguían muriendo y enfermando por la contaminación. Y no solo allí, sino en muchos lugares donde no se prestó atención al medio ambiente. Hubo la privatización del agua y somos el único país donde se vende agua, lo que agravó los graves problemas ambientales. Creemos que la Nueva Constitución viene a remediar esto.
Vale recordar que es una Constitución surgida tras un estallido social [levantamiento popular que se produjo con fuerza entre octubre de 2019 y marzo de 2020] en el que millones salieron a las calles por la construcción de un nuevo Chile. Después del levantamiento queremos educación gratuita, salud gratuita, vivienda y dignidad para nuestro pueblo.
Manifestación en Chile, en 2019, por una nueva Constitución
Creemos que desde el punto de vista interno de la Asamblea hubo algunos errores más de tipo administrativo, ya que desde el punto de vista de la jornada laboral todos los constituyentes trabajaron las 24 horas, de lunes a domingo, para hacernos todos los temas plenos. de derechos, como reivindicaba el conjunto de la sociedad en las grandes manifestaciones.
En relación al mundo del trabajo, ¿qué hay que resolver?
La dictadura nos quitó innumerables artículos del Código del Trabajo, tuvimos una Corte Constitucional que nos castigó en materia de derechos fundamentales, suprimió el diálogo social, el tripartismo, las relaciones empresa-trabajador-Estado. El estado punitivo empezó a dar más derechos a las empresas que a los propios trabajadores, que quedaron vulnerables. Nos debilita que nos coloquen lejos de la negociación colectiva, del derecho a la sindicalización automática ya la agrupación formal.
Todo esto lleva a un problema presentado en las últimas elecciones parlamentarias en las que la derecha hizo su bancada y el presidente Gabriel Boric no cuenta con el apoyo irrestricto que necesita para caminar. Entonces hay que andar con cuidado, porque la reacción sigue teniendo mucho poder, la derecha con el poder económico y mediático. La reacción también se aprovecha del descrédito de los partidos políticos, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y todas las organizaciones más antiguas de nuestra sociedad.
Manifestación en Chile en 2020
Lo que pasó en el levantamiento tuvo un impacto muy fuerte en todos. Estamos ante un escenario complicado en todo el sentido de la palabra: político, social, administrativo. Y eso afecta al gobierno del camarada Boric. Vivimos un problema fiscal muy grave en el que los ricos pagan menos y nosotros, los pobres, pagamos más. Chile tiene una desigualdad muy grande. En relación a esto, en los gobiernos de los presidentes Salvador Allende y Michele Bachelet también hubo un intento de crear una Nueva Constitución, pero siempre hubo una oposición muy fuerte de la derecha, que es la que tiene el sentido más presente de clase. Buscan por todos los medios mantener sus privilegios.
Para cambiar esta realidad, la propuesta de la Nueva Constituyente será presentada el próximo lunes (4) y podremos iniciar la campaña para su aprobación el miércoles (6).
Los movimientos sociales van a pelear por Aprobación, pero la reacción tiene el control absoluto de los medios por el No. ¿Que hacer?
Vienen con fuerza. No será fácil revertir toda esta campaña que, subrepticiamente, ha ido impregnando, contaminando, involucrando con sus tentáculos a una parte de la sociedad. A esto se suma cómo los medios de comunicación se aprovechan de problemas como el narcotráfico, que afecta a nuestro país y aqueja a nuestra juventud, con personas asesinadas todos los días, tanto chilenos como extranjeros, ya sea en barrios populares o de mayor poder adquisitivo, y el creciente robo de vehículos. Todo esto se ha convertido en discurso, siendo mucha gente presa fácil de la derecha. Incluso problemas internos de la Constituyente -como el comportamiento de uno que tuvo que retirarse por mentir que tenía cáncer- que se repite hasta el agotamiento terminan influyendo en la conducta de los seres humanos. El objetivo es bajar la autoestima, vendiendo la imagen del chileno como siempre más de lo mismo, condenado a repetir errores.
Con la desinformación hay un control de las noticias, que no llega a todo el mundo. ¿Por qué queremos una Nueva Constitución, para qué sirve? ¿Por qué puede durar 50 o 100 años? Los poderes económicos tienen medios y recursos que pugnan por mantenernos presionados, coaccionados. Por eso es necesario salir a la calle a romper las ataduras.
Y esto aplica al discurso de este medio en cuanto a los intereses del capital financiero y de las empresas transnacionales, que se hace más evidente en el tema de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Exactamente. Los que quieren que todo siga como está salen con el discurso de que la Nueva Constituyente perjudicará al país, para robar el dinero de las pensiones. Habrá un corralito como el de Argentina en 2001. Sembran la incertidumbre, el miedo y la cultura del terror: me quitarán la propiedad, me quitarán el auto, perderé la tierra, me expropiarán. Hay una manipulación psicológica para que la gente reaccione con miedo a todo esto. Es una verdadera película de terror.
De ahí la importancia de que los jóvenes acudan a las urnas. A nuestro favor está el hecho de que el voto tiene un carácter obligatorio y un gran poder en el voto femenino. Las mujeres han ido ocupando un espacio importante en el proceso, lo que ha marcado la diferencia.
¿Qué espera del referéndum?
Yo creo en la victoria del “Approve”. En el entendido de que este voto no es por mí, es por mis hijos, mis nietas, mis bisnietas. Pero la disputa es difícil porque los avances concretos no ganan espacio, no se publicitan mucho, como hacen los grandes medios cuando se trata de sus intereses, simplemente no se informa. Por el contrario, la derecha miente de manera incisiva, categórica e irreversible según sus intereses.
Por eso hay mucha gente que puede no querer votar, diciendo que va a ser más de lo mismo, y eso nos preocupa. Hay un discurso mediático de que el reconocimiento de derechos aumentará el desempleo, cuando ocurre lo contrario. A esto se suma que los medios son poderosos y están en manos de pocas familias [hay duopolio con El Mercurio Sociedade Anónima Periodística (SAP) y Consorcio Periodístico de Chile (COPESA) más del 84% de la publicidad del sector ], en connivencia con empresas transnacionales.
Mucha gente todavía no sabe que tiene que ir a votar el 4 de septiembre o no tiene la dimensión de la vigencia de la Nueva Constitución. La dictadura de Pinochet nos dejó el virus del neoliberalismo y nos está costando caro expulsarlo.
Lamentablemente, los medios de comunicación buscan impregnar masivamente una situación conformista, contra la cual estamos luchando fuertemente. De ahí nuestra lucha contra el divisionismo y la fragmentación, para que no seamos presa fácil, para que no quedemos invisibles, durante cuatro años, como en el último gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022). Desde el punto de vista de las centrales sindicales, necesitamos buscar la unidad, necesitamos estar unidos en un punto de convergencia, en un punto común.
El principio que tendremos ahora es la Nueva Constitución, la construcción de un Estado social, democrático, igualitario, participativo, que se preocupe por los pueblos originarios, por el ciudadano sujeto de derechos, que invierta en ciencia y tecnología, por el futuro de todos y todas. Creemos que el Aprova va a ganar porque lo pide el pueblo, porque es una demanda de nuestro pueblo.
Leonardo Wexell Severo
Periodista y analista internacional