“Es de la unidad de Chile que sale lo mejor de los chilenos y lo mejor de nuestro país”, dijo, durante los festejos por el 244 aniversario del natalicio del estadista chileno Bernardo O'Higgins.
Más de 15 millones de chilenos están llamados a las urnas el próximo 4 de septiembre para decidir si aprueban una nueva Constitución o mantienen la actual, heredada de la sangrienta dictadura del traidor Augusto Pinochet y parcialmente reformada en democracia.
Las encuestas publicadas el jueves revelaron, con una diferencia de más de 10 puntos porcentuales, la tendencia a rechazar el nuevo texto.
Los partidos de derecha y centroizquierda rechazan la propuesta de una nueva Constitución, que consideran radical, y la izquierda defiende la aprobación del texto, pese a haberse comprometido a llegar a un pacto para reformular los aspectos menos consensuados, en negociaciones encabezadas por el titular de Estado
La nueva Constitución propuesta declara a Chile un estado social de derecho y consagra derechos como la salud pública y universal, la educación gratuita, mejores reformas y el acceso a la vivienda y al agua.
Lo que propone es constituir un nuevo Estado democrático, con democracia representativa y reforzada con modalidades de democracia directa; Estado social de derecho; derechos sociales, protección de una “naturaleza de la que formamos parte”; y una descentralización del país. Es una propuesta pionera en cuanto a que integra preceptos ambientales y feministas, uno de sus artículos incluye la proclamación de una "democracia paritaria" y otro lo declara un Estado ecológico.
El carácter plurinacional del Estado, la reelección presidencial, el sistema de justicia y la eliminación del Senado son algunos de los temas del texto que generan más polémica.