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2015/07/28

La segunda etapa del gobierno de Bachelet, el “Realismo Sin Renuncia”

Con un prólogo que comenzó a escribirse durante el mes de mayo producto de la designación del nuevo Gabinete de Ministros, la definición de algunas medidas anti corrupción sugeridas por la Co­misión Engel1, una tibia Cuenta Pública donde la Presidenta abordó, muy por encima, los grandes temas del país (crecimiento, corrup­ción, reformas, proceso constituyente) y una sentida invitación de la presidenta a “recuperar las confianzas”, comienza el Segundo Tiempo del Gobierno de Bachelet.




Esta etapa ha sido titulada por la propia presidenta como de “Rea­lismo sin Renuncia”, frase que grafica de cierta manera un reconoci­miento del Gobierno a una realidad de escaso crecimiento, de poco apoyo ciudadano a las iniciativas reformistas, y, sin embargo, con la convicción de no renunciar a las reformas.

El sinceramiento de las exiguas cifras económicas lo realizó el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, hace pocas semanas en la Comisión Mixta de Hacienda del Congreso. En su alocución reflejó las bajas expectativas de crecimiento de la economía chilena, cuya estimación para este año se ha recortado en aproximadamente un 2%, muy distante al 3,6% a partir del cual se cons­truyó el Presupuesto de la Nación.

Rodrigo Valdés Ministro de Hacienda



Así, la actividad económica chi­lena continúa en retroceso. El IMACEC de Mayo (0,8%) golpeó fuertemente las expectativas del mercado, que esperaba un crecimiento cercano al 1,5%. Adicionalmente, el Índice Men­sual de Confianza Empresarial presenta una caída sostenida, alcanzando en mayo los 47,14 puntos –20,69 puntos por debajo del mes pasado–, ubicando las expecta­tivas empresariales globales en un nivel pesimista, si se considera que 50 es el nivel mínimo de optimismo.

Durante el año 2014, la Inversión Total cayó un 6%, bajada que se explica principalmente por el retroceso de la inversión minera. Según los analistas financieros, pese al incremento cercano del 30% de la inversión pública, la in­versión total tendrá una leve con­tracción en 2015.

Todos estos antecedentes, además de un desempleo del 6,6% y un dé­ficit fiscal estimado para este año de USD$ 7.300 millones (USD$ 12 mil millones sumando el año 2014), nos hacen pensar que el momento económico que vive Chile requiere de lineamientos claros y definidos para tomar decisiones de inver­sión, ahorro y gasto.

El “V Estudio sobre las Relaciones Empresa-Go­bierno en América Latina, España y Portugal”, elaborado por Desarrollando Ideas de LLORENTE & CUENCA, ya mostraba una baja confianza en la clase política chilena, de hecho un 68% de los encuestados mostraban ninguna confianza. Por ello, este año y tras la serie de escándalos de corrupción, tráfico de influencias, financiación irregular de campa­ñas y pre campañas, que afectan tanto al entorno más cercano de la presidenta como a la trans­versalidad de la clase política, la percepción de confianza tiene más que ver con la probidad de la clase política que con el temor a reformas poco consensuadas.
“Ha llegado la hora de actuar. En este plano Chile no tolera dilacio­nes y en mi responsabilidad como presidenta impulsaré las medidas institucionales que regulen de manera estricta y eficaz las relaciones entre el dinero y la política, tanto en el ámbito público como en el de los negocios” Michelle Bachelet.

En aras de “recuperar las confianzas”, Bachelet ha hecho un esfuer­zo por crear una agenda de transparencia y probidad, ya que a pesar de la positiva percepción del cambio de gabinete de mi­nistros y una moderada Cuenta Pública graficada con el 33% de aprobación que le entregó la encuesta Plaza Pública Cadem realizada al día siguiente (22 de mayo), el apoyo a la mandataria ha mantenido su decreciente senda de desaprobación.

En este sentido, la presidenta sentó en tres, los ejes para avanzar en su implementación:

Nuevas reglas para los parti­dos políticos y para sus siste­mas de elecciones internas.
Nuevas normas que deberán regir la elección de autorida­des públicas.
Foco en las “malas prácticas en el sector privado”.

Estos ejes ya están siendo tra­bajados en el Congreso a través de la Ley de Partidos Políticos e iniciativas para normar el aporte de campañas (políticas), lo cual demuestra un esfuerzo real por tratar de detener una ola de malas prácticas que estaban arraigadas en todos los sectores de la política chilena y de la cual el empresaria­do sacaba provecho. Sin embargo, todas estas iniciativas serán letra muerta si la clase política y empre­sarial no reconoce sus faltas y construya un camino a través de un sinceramiento sin renuncia.