São Paulo, 6 feb (Rodolfo Varela) Cuando Gabriel Boric asuma como presidente de Chile el próximo 11 de marzo, asumirá el desafío de defender soluciones a varios de los problemas más urgentes que enfrenta el país desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973 - mil novecientos noventa).
El detonante lo desencadenó la juventud del sur del país cuando, en octubre de 2019, salieron a las calles de Santiago de Chile para protestar contra el aumento de la tarifa del metro.
Sin embargo, la naturaleza de la demanda evolucionó para exponer una vez más los problemas urgentes de una sociedad muy desigual como resultado de las prácticas neoliberales.
Entonces el gobierno del presidente Sebastián Piñera reprimió con dureza lo que el pueblo defendía como un justo reclamo.
Casi 30 muertos, miles de heridos y 460 personas con heridas en los ojos fueron resultado de balas de goma o gases lacrimógenos de Carabineros y la movilización del Ejército ordenada por el presidente.
Casi 30 muertos, miles de heridos y 460 personas con heridas en los ojos fueron resultado de balas de goma o gases lacrimógenos de Carabineros y la movilización del Ejército ordenada por el presidente.
La convocatoria a la creación de una Convención Constituyente fue una de las grandes victorias que dejaron las jornadas de protestas, instancia elegida por voto popular que actualmente redacta la nueva ley fundamental, que debería entrar en vigencia luego de ser sometida a referéndum en la Cámara. en la segunda mitad del año.
El joven político, que alcanzó relevancia nacional como uno de los líderes estudiantiles de las manifestaciones de 2019, insistió en la importancia de la competencia de ese organismo y recordó que la nueva constitución debe ser aprobada por los chilenos en un plebiscito previsto para 2022.
“No tengo dudas de que actuarán sabiamente en el mejor sentido y pensando en lo mejor para todos los chilenos y la estabilidad y continuidad de nuestra república y país que tanto queremos”, dijo el presidente de 35 años, quien ganó las elecciones como candidato de la alianza Aprovo Dignidad.
En este ámbito, el presidente electo también debe trabajar para reformar el actual sistema de pensiones, aumentar el salario mínimo, reducir la jornada laboral, subir los impuestos a los más ricos y lograr una mejor redistribución de la riqueza.
Todos estos propósitos están incluidos en los objetivos de campaña que abanderó y fue respaldado por la mayoría de sus compatriotas en las urnas.
El asesor económico de Boric en esa cruzada, Fernando Carmona, declaró que el programa de gobierno también apuesta por las transformaciones en los sistemas de educación y salud y por la esperada reactivación económica tras dos años de daños por la pandemia de la Covid-19.
En este último punto es donde el nuevo gobierno tiene uno de sus escenarios más complejos, ya que, según expertos nacionales y el Banco Mundial, la economía de Chile crecerá alrededor de un 2% en 2022, cifra inferior a la registrada en 2021.
El plan de recuperación económica influirá tanto en el sector público como en el privado, con énfasis en mejorar las pequeñas y medianas empresas y crear empleos para mujeres.
En todo caso, se abre un camino de esperanza para los chilenos, pues Boric no solo es el presidente electo más joven en la historia republicana del país, sino también el más votado, con 4,6 millones de votos a su favor.