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2025/07/25

Chile rumbo a las elecciones: la izquierda enfrenta su prueba más difícil

 Por Rodolfo Varela

Locutor profesional, exiliado político y hombre de izquierda esclarecida


La izquierda chilena llega a las elecciones presidenciales de noviembre en una posición compleja y debilitada. La candidatura de Jeannette Jara, exministra del gobierno de Gabriel Boric y militante del Partido Comunista, será la carta de la coalición progresista. 




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Pero su camino no será fácil: deberá enfrentarse a figuras con fuerte presencia en las encuestas como José Antonio Kast (ultraderecha) y Evelyn Matthei (centroderecha).

Yo soy de izquierda. Pero no de la “renovada” que se acomoda al poder. Soy un hombre esclarecido, con memoria. Fui víctima de la dictadura, viví el exilio, y sé perfectamente lo que significa luchar por la democracia real. Por eso, lo que hoy veo me duele. Me indigna.

La izquierda no está fuerte. Y no lo está porque ha fallado en cumplir con las promesas hechas desde el fin de la dictadura. Chile aún arrastra una deuda profunda con su pueblo: las víctimas del régimen militar, los trabajadores precarizados, los jubilados abandonados, los estudiantes endeudados, los pueblos originarios ignorados.


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El actual gobierno prometió reformas estructurales —como el fin del sistema de AFP— y avances reales en reparación histórica. ¿Qué pasó? Nada. Las AFP siguen igual, con 30 años más para lucrar con el trabajo ajeno. Las pensiones siguen siendo de miseria. Y la deuda histórica con profesores, exonerados y víctimas sigue intacta.

Mientras tanto, los partidos tradicionales, tanto de derecha como de izquierda, se reparten el poder entre pactos, silencios y privilegios.

Y aquí surge una pregunta que muchos se hacen en silencio:
¿Por qué no abrir paso a nuevas voces? Existen candidatos independientes, jóvenes y con visión moderna, que no están atados al pasado ni a los compromisos de siempre. Marco Enríquez-Ominami, por ejemplo, representa una izquierda con ideas propias, dispuesta a incomodar, a debatir y a mirar hacia adelante. No lo conozco personalmente, pero ¿por qué no dar oportunidades a quienes aún no nos han fallado?



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¿Democracia Siempre… pero para quién?

El presidente Boric promueve la iniciativa “Democracia Siempre”, junto a otros líderes progresistas de la región. Pero hay una contradicción brutal entre ese discurso internacional y la realidad cotidiana del pueblo chileno.

¿De qué democracia estamos hablando cuando los expresidentes reciben más de 30 millones de pesos mensuales, mientras millones sobreviven en la pobreza?
¿Qué clase de igualdad es esa donde aún hay personas con pensiones de 100 mil pesos? ¿Cómo pueden hablar de derechos humanos si las víctimas de la dictadura siguen esperando justicia y reparación?

Los políticos —de derecha y también de izquierda— hablan desde el privilegio, como si alguna vez hubieran pasado hambre o frío. Pero el pueblo no olvida. El pueblo sigue esperando hechos, no palabras.

Esta no es la democracia por la que luchamos. Una democracia sin justicia social, sin memoria activa y sin reparación verdadera, es solo una fachada elegante para mantener los mismos abusos de siempre.

Chile merece más

Yo no hablo desde la teoría ni desde el confort. Hablo desde la experiencia. Como comunicador, como sobreviviente de la dictadura, como exiliado, como hombre de izquierda que nunca se vendió ni se arrodilló.

Ni la derecha ni la vieja izquierda han estado a la altura del pueblo chileno. Chile merece más. Merece coherencia, verdad y justicia. Merece una izquierda que vuelva a sus raíces: la defensa del débil, la dignidad del trabajador, la voz de los silenciados.

Todavía estamos a tiempo.
Pero solo si despertamos.

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