Hablar sobre el socialismo de Salvador Allende implica abordar uno de los momentos más significativos y controvertidos de la historia política de Chile y América Latina.
1° de Mayo, Día del Trabajador, discurso del gran Salvador Allende
El socialismo de Salvador Allende: un proyecto democrático y revolucionario
Allende promovió:
1- Nacionalización del cobre y otras industrias estratégicas, devolviendo recursos naturales al control del Estado de Chile.
2- Reforma agraria para redistribuir la tierra y empoderar a los campesinos.
3- Ampliación de derechos sociales, como salud, educación, trabajo, vivienda y dignidad social.
4- Democracia participativa, respetando la Constitución y las libertades civiles.
Su modelo desafiaba tanto al capitalismo dependiente como a las formas autoritarias del socialismo. Sin embargo, su gobierno enfrentó una feroz oposición interna y externa, incluyendo un bloqueo económico liderado por EE.UU. y el sabotaje de sectores traidores empresariales nacionales, lo que derivó en una profunda crisis social y política.
El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, liderado por ladrón, traidor y asesino Augusto Pinochet, truncó su proyecto. Allende murió asesinado ese día en La Moneda, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la justicia social y la dignidad.
📢 1° de Mayo: Discurso en honor a los trabajadores, inspirado en Salvador Allende
¡Compañeros y compañeras!
Hoy, 1° de mayo, levantamos la voz en homenaje a la clase trabajadora de Chile y del mundo entero. Hoy no es un día de descanso: es un día de lucha, de memoria y de dignidad. Un día para recordar que todos los derechos conquistados —salario justo, jornada limitada, salud, educación, sindicalización— han sido fruto del esfuerzo, del sudor y de la organización de los trabajadores.
En este día sagrado para el movimiento obrero, comparto con ustedes las palabras y el legado del mejor presidente que ha tenido Chile: Salvador Allende. Entre 1970 y 1973, su voz fue la de millones. Su sueño fue un país donde el pueblo —no las transnacionales, no los grandes capitales— fuera el protagonista de la historia.
Allende nos enseñó que la revolución también se construye desde las urnas, con democracia, con conciencia y con organización popular. Que el poder económico, concentrado en pocas manos, no se doblega fácilmente, y que la lucha por la justicia social es larga, pero necesaria.
Denunció sin miedo la injerencia de las corporaciones extranjeras, el saqueo de nuestros recursos, la miseria disfrazada de progreso. Y lo hizo con la frente en alto, con el corazón en el pueblo y las manos limpias.
Por eso, hoy más que nunca, frente a un modelo económico que sigue matando, que precariza, que excluye, decimos:
¡Viva la lucha de los trabajadores!
¡Viva el legado de Salvador Allende!
¡Viva la unidad del pueblo organizado!
¡Venceremos!
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