La visita del presidente de izquierda a la región, el epicentro de un largo conflicto que involucra a las fuerzas de seguridad, poderosos intereses económicos y la comunidad indígena mapuche, fue la primera desde que asumió el cargo en marzo.
“Ha habido actos terroristas en la región, pero el problema es que la prisa inmediata por aplicar la Ley Antiterrorista ha producido resultados terribles para las víctimas y para el Estado”, agregó.
Antes de su llegada, el mandatario condenó enérgicamente los ataques en la Araucanía -quema de una escuela y una iglesia, y bloqueo de la principal vía de esa región-, calificó de "cobardes" a los perpetradores y prometió que enfrentarán "toda la fuerza de la ley”.
Culpó de la violencia a "grupos criminales que explotan causas legítimas para cometer delitos y causar miedo, lesiones y muerte".
“Me recuerdan cuando en los años 30 los nazis quemaban sinagogas, o cuando la dictadura militar (en Chile, 1973-1990) quemaba libros en la Plaza San Borja”, dijo Boric. “La gran mayoría del pueblo mapuche quiere la paz y vamos a dialogar con ellos”.
En la primera conferencia de prensa de su visita, Boric también anunció una serie de medidas en materia de seguridad pública, mejoramiento social y diálogo político en la Araucanía que se codificarán en una ley que “trasciende” su presidencia.
“Queremos que sea una política de Estado. No quiero que se identifique con mi nombre en particular”, dijo el mandatario, quien invitó a gobernadores, legisladores, alcaldes y otros actores clave de la región a colaborar en la redacción de la legislación.
Boric recordó que el conflicto entre el Estado y el pueblo mapuche sigue sin resolverse, a pesar de los esfuerzos realizados en el pasado por diferentes gobiernos.
“La única forma de frenar la escalada de violencia es pagar la deuda histórica que tiene el Estado chileno con el pueblo mapuche”, dijo el mandatario.
Se refería a la toma del territorio tradicional de ese grupo indígena (hoy en gran parte en manos de madereros pertenecientes a poderosos grupos económicos) durante una campaña de “exterminio” en la Araucanía a fines del siglo XIX.
En el primer punto de su agenda en la Araucanía, Boric y tres ministros que lo acompañan en la visita se reunieron con el gobernador regional, Luciano Rivas.
Posteriormente, al presidir una reunión del Gabinete regional, Boric dijo que el Estado es culpable de abandonar ciertos sectores de la Araucanía y prometió una renovada presencia gubernamental que garantice “la tranquilidad y la paz para nuestro país”.
“Esto no es solo desde el punto de vista del orden público, aunque esa es nuestra mayor preocupación”, dijo Boric durante el encuentro, insistiendo en la necesidad de inversiones en seguridad, infraestructura, salud, educación, cultura y deportes.
Este viernes será el último día de la visita del presidente a la Araucanía, un viaje muy esperado que fue anunciado semanas atrás.
El llamado “conflicto mapuche”, que se desarrolla desde hace décadas en la Araucanía y otras regiones del sur de Chile, enfrenta a comunidades indígenas contra intereses agrícolas y madereros que explotan territorios considerados por los pueblos originarios como sus tierras ancestrales.
En este contexto, los ataques incendiarios contra maquinaria pesada y otros bienes son frecuentes y muchos miembros de la comunidad mapuche fueron asesinados por las fuerzas de seguridad.
El conflicto también se cobró la vida de policías, mientras que los presos indígenas condenados a largas penas de prisión se declararon en huelga de hambre.
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