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2023/08/30

Hartmut Hopp, médico de Colonia Dignidad, mano derecha de Schäfer y prófugo de la justicia chilena, es funado frente a su departamento en Alemania

 

Cerca de 50 personas se manifestaron en el barrio residencial donde Hartmut Hopp vive. "Necesito saber cómo y dónde murieron mis familiares para poder despedirme", dice Juan Rojas Vásquez.


Juan Rojas Vázquez critica la impunidad de los crimenes cometidos por Colonia Dignidad ante la justicia alemana.Foto: Ute Löhning.


En Oppum, un barrio residencial de la ciudad de Krefeld en el extremo oeste de Alemania se reunió un grupo de cincuenta personas para funar a Hartmut Hopp frente a su departamento. En una calle muy tranquila, entre casas particulares, antejardines y cerca de un asilo de ancianos, los manifestantes se apostaron en el frontis de un edificio de tres pisos de ladrillo rojo con fotografías de detenidos desaparecidos chilenos.

En sus lienzos, los manifestantes exigían el esclarecimiento de los crímenes cometidos en Colonia Dignidad y justicia para las víctimas de aquel asentamiento alemán ubicado a 40 kilómetros de Parral, en la región del Maule. Desde su fundación en 1961, el asentamiento sometió a parte de sus habitantes a violaciones y abusos sexuales perpetrados por su fundador Paul Schäfer, además de ser sometidos a trabajos forzados. Después del golpe de Estado de 1973, operó como un centro de detención donde fueron torturados cientos de opositores y decenas asesinados.

Hartmut Hopp (79), ex director del hospital de la Colonia Dignidad y mano derecha del líder de la secta Paul Schäfer, fallecido en 2010, desde hace poco reside en el edificio de departamentos frente al cual se organizó la manifestación.


"Hoy estoy aquí porque no quiero morir sin saber qué fue de ellos", explica Rojas Vásquez. Está seguro de que Hopp, que mantenía contactos estrechos con la DINA, sabe lo que les pasó a sus familiares en Colonia Dignidad y se dirige a él directamente: "Le pido de todo corazón que diga la verdad. Necesito saber cómo y dónde murieron mis familiares para poder despedirme".  

"Llevo casi cincuenta años buscando a mi padre y a mi hermano", dice Juan Rojas Vásquez, oriundo de Los Carros en los alrededores de Colonia Dignidad. Ahora vive en Stuttgart y tiene también la nacionalidad alemana. El 13 de octubre de 1973, su hermano Gilberto y su padre Miguel Rojas Rojas fueron secuestrados y presuntamente asesinados en Colonia Dignidad. Nunca se supo su destino y aún siguen desaparecidos.

"Hoy estoy aquí porque no quiero morir sin saber qué fue de ellos", explica Rojas Vásquez. Está seguro de que Hopp, que mantenía contactos estrechos con la DINA, sabe lo que les pasó a sus familiares en Colonia Dignidad y se dirige a él directamente: "Le pido de todo corazón que diga la verdad. Necesito saber cómo y dónde murieron mis familiares para poder despedirme".

Hartmut Hopp, sin embargo, no contesta, incluso, tal vez no está en casa. En Chile ha sido condenado a cinco años de cárcel por encubrir violaciones y abusos sexuales a menores. Eludió esta condena fugándose a Alemania. Desde 2011, Hopp vive tranquilamente en la ciudad de Krefeld. Como es ciudadano alemán, Alemania no lo extradita a Chile y además rechazó una solicitud chilena para que cumpliera su pena en una cárcel en Alemania.


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En la funa Juan Rojas Vázquez critica la impunidad de los crímenes cometidos por Colonia Dignidad ante la justicia alemana. Foto: Ute Löhning.
En la funa Juan Rojas Vázquez critica la impunidad de los crímenes cometidos por Colonia Dignidad ante la justicia alemana. Foto: Ute Löhning.


Por último, la justicia alemana también archivó sus propias investigaciones criminalísticas contra Hopp y también contra otros jerarcas de Colonia Dignidad. En Alemania, los crímenes cometidos en Colonia Dignidad quedaron impunes y en ninguno de los casos se inició un juicio. Varios ex líderes de la colonia alemana, investigados en Chile y buscados por órdenes de aprehensión de la Interpol, se escaparon hacia Alemania dónde encuentran un refugio seguro.




Hartmut Hopp, sin embargo, no contesta, incluso, tal vez no está en casa. En Chile ha sido condenado a cinco años de cárcel por encubrir violaciones y abusos sexuales a menores. Eludió esta condena fugándose a Alemania. Desde 2011, Hopp vive tranquilamente en la ciudad de Krefeld. Como es ciudadano alemán, Alemania no lo extradita a Chile y además rechazó una solicitud chilena para que cumpliera su pena en una cárcel en Alemania.

Mientras tanto, el proceso político de esclarecimiento de los crímenes avanza muy lentamente. Los gobiernos de Alemania y Chile declararon repetidamente que quieren construir un sitio de memoria y documentación en la ex Colonia Dignidad, hoy Villa Baviera. Queda por crearse una fundación u otro ente ejecutivo para la creación de un sitio de memoria. Pero lo que más prospera por ahora en Villa Baviera es una empresa de turismo con un hotel-restaurante de estilo bávaro.

En la ciudad alemana de Bochum que queda a 50 kilómetros de Krefeld se organizó una "Alianza por la Solidaridad y el Recuerdo" a propósito del 50 aniversario del golpe de Estado en Chile. Ellos piden que se retome la investigación penal de los crímenes de Colonia Dignidad. "Unos días antes del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada [30 de agosto], se organizó esta funa para dirigirnos específicamente contra los autores de crímenes impunes y para darles a conocer a los vecinos el papel que jugó Hopp", dice Bianca Schmolze.

Ella es responsable del área de derechos humanos en una organización de apoyo medicinal para refugiados de Bochum. Durante el día distribuyen volantes en el barrio, donde hasta el momento se desconocía que Hopp era residente y el pasado con el que carga. Por supuesto que han oído hablar mucho de Colonia Dignidad, dicen unos residentes interesados que no quieren ser nombrados, "pero es diferente cuando pasa justo en la puerta de tu casa".

Para Bianca Schmolze, es importante "lograr un reconocimiento del dolor y del sufrimiento de las víctimas y dejar claro mediante diversas acciones que los y las sobrevivientes no están solos". Explica que la desaparición de personas también afecta fuertemente a sus familiares a los que se transmite el dolor y la historia. "Mientras no quede claro cuál fue el destino de la persona querida, el crimen de la desaparición forzada no termina, y la búsqueda de los desaparecidos continúa. Los familiares van a continuar esta lucha hasta que por fin sepan qué ha sido de sus seres queridos."



Ute Lönhing, autora de este artículo, publicó el original en el medio alemán Taz.

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