Con el partido entre los locales y Japón, este sábado se abre la cita previa al Mundial del que viene.
Brasil ya tiene todo listo, o casi, para la Copa Confederaciones, el gran ensayo previo a la Copa del Mundo que lo tendrá como anfitrión el año próximo y en la que buscará redimirse de su gran decepción futbolística: la derrota ante Uruguay en la final de 1950, que la historia registra como “el Maracanazo”.
A pocas horas del partido inaugural que protagonizarán mañana en Brasilia el seleccionados local y su par de Japón (los únicos dos que tienen asegurado el pasaje al Mundial 2014) se trabaja contrarreloj haciendo los últimos retoques en los seis estadios elegidos para albergar al torneo de campeones continentales.
El propio presidente de la Fifa, Joseph Blatter, salió ayer a ponerle paños fríos al tema más caliente de los últimos tiempos en el vecino país: el atraso de las obras de remodelación.
El arreglo de los escenarios ha estado en el centro de la tormenta no sólo por su ritmo lento, si no también por su elevado costo, que rondaría los 4.420 millones de dólares, según la estimación de Romario, el exdelantero del Scratch quien hoy representa a Río de Janeiro en la Cámara de Diputados y es uno de los principales críticos de los desmanejos organizativos.
La Copa Confederaciones, además de un banco de pruebas para la realización de la 20ª Copa del Mundo de la Fifa, será para los brasileños el primer eslabón de una cadena de eventos deportivos que concluirá con los Juegos Olímpicos de 2016.
“Como hemos sido incomparables en el campo, lo seremos también fuera de él”, vaticinó en varias oportunidades la presidenta Dilma Rousseff.
“Las Águilas” casi no vuelan
Como si no faltaran contratiempos, el secretario general de la Fifa, Jerome Valcke, debió interceder para que el seleccionado de Nigeria, el campeón de África, revirtiera su decisión de último momento de boicotear la Copa Confederaciones.
Disgustados por el drástico recorte en los premios dispuestos por sus dirigentes, los jugadores de “las Águilas Verdes” no abordaron ayer el vuelo a Johannesburgo, primera escala prevista en su viaje a Brasil.
“El asunto está aclarado. El sábado (por mañana) estarán en el avión”, confirmó Valcke después de varias idas y vueltas.
Los nigerianos, que compartirán el Grupo B con España, Uruguay y Tahití, llegarán casi con lo justo para su debut del lunes ante el conjunto de Oceanía. En Tahití, la Cenicienta del torneo, se destaca la presencia de los hermanos Tehau (Alvin, Lorenzo y Jonathan) y de un primo de ellos (Teaonui) en la nómina de 23 convocados.
México e Italia, que jugarán el domingo en el Maracaná,completan el Grupo A –el mismo de brasileños y japoneses– y la grilla de ocho participantes.
Desde el Comité Organizador se informó que ya fue vendido el 80 por ciento de las 826.628 entradas disponibles para los 16 partidos del evento, y que sólo un tres por ciento de los tickets fue adquirido fuera de Brasil.
Barcelona de España, con 10 jugadores, será el equipo con mayor representación en la Copa Confederaciones, aunque su máxima estrella, el argentino Lionel Messi, no estará presente en Brasil. Un decepcionante séptimo puesto en la última Copa América, competencia que lo tuvo como anfitrión, privó al elenco albiceleste de repetir las presencias de 1992, 1995 y 2005, en las que llegó a las finales.
“La Pulga”, el mejor futbolista del mundo, seguramente tendrá su revancha en 2014.
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