La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, respaldó hoy las protestas registradas en una veintena de ciudades y reafirmó su compromiso con la transformación social de este país.
Manifestantes brasileños acampan afuera del gobierno Sao Paulo
Tras elogiar la valentía de las manifestantes, que protestaron de manera pacífica y dieron una lección de civismo, saludó el encuentro en las calles de jóvenes y adultos en reclamo de un Brasil mejor.
La mandataria reiteró su compromiso con estas demandas y rememoró a los 40 millones de personas que se convirtieron en clase media en los últimos 10 años, así como el aumento del acceso de la población a los servicios de salud y educación.
Brasil cambió, con más inclusión, elevó la renta y registró más acceso al empleo, enfatizó al reconocer que la ciudadanía quiere más, "mejores escuelas y hospitales y un transporte público de calidad y con precio justo", declaró.
Alertó que las miles de personas que marcharon anoche en este país dejaron un mensaje directo para todo el conjunto de la sociedad, sobre todo para los gobernantes de todas las instancias, así como de repudio a la corrupción, al uso indebido del dinero público y de reclamo de mayor de participación en la soluciones de nuestros problemas.
Rousseff destacó que estas protestas "ultrapasan los mecanismos tradicionales de las instituciones, de los partidos políticos y de la propia prensa, y demuestran el valor de la participación de los ciudadanos en la busca de sus derechos".
"Surgieron ciudadanos que quieren más y que tienen derecho a más" y todos estamos ahora ante nuevos desafíos, aseveró.
Garantizó la mandataria que su gobierno "también quiere más y vamos a conseguir eso, por el bien del país y el pueblo".
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