17 de julio, 2013 — La década pasada, 600 periodistas murieron mientras desempeñaban su trabajo y actualmente miles de esos profesionales arriesgan su integridad cada día no sólo en los países en conflicto, sino en todo el mundo.
Jan Eliasson
Jan Eliasson recordó que la libertad de expresión y de prensa es un derecho fundamental y un pilar de las sociedades democráticas, y afirmó que cada vez que un periodista es asesinado o intimidado por extremistas, narcotraficantes o fuerzas gubernamentales, el mundo pierde una voz de denuncia de los atropellos a los derechos y la dignidad humanos, al igual que de las amenazas a la paz y la seguridad.
“Lo menos que podemos hacer cuando un periodista es asesinado, es garantizar que su muerte sea investigada expeditamente y que se haga justicia. Es alarmante e inaceptable que más del 90% de los crímenes contra informadores quede impune”, enfatizó.
Eliasson se refirió al Plan de Acción de la ONU para la Seguridad de los Periodistas, aprobado en abril de 2012, que aboga por crear un ambiente seguro y por poner fin a la impunidad de los ataques a esos profesionales.
Finalmente, el vicesecretario general afirmó que proteger a los trabajadores de los medios de comunicación es relevante para la paz, la seguridad y el desarrollo de los países y del mundo en su conjunto.
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