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2013/08/26

Paraguay: el regreso al Mercosur queda "para más adelante"


En su prudente discurso inaugural, en Asunción, el nuevo presidente de Paraguay, Horacio Cartes, no mencionó al MERCOSUR. Fue un silencio sonoro que impactó frente a dos mujeres que fueron ruidosamente abucheadas: Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner.



El presidente Cartes se limitó a expresar su deseo de mejorar las relaciones “bilaterales” con sus vecinos.

Las dos grandes responsables de la ilegal suspensión de Paraguay del MERCOSUR (y UNASUR) estaban frías e imperturbables. Pero que la actitud de Paraguay les dolió, quedó evidenciado por la lamentable ausencia, de ambas, al almuerzo presidencial. Dilma alegó enfermedad. Cristina no alegó nada. No hacía falta, sus descortesías son proverbiales y por todos conocidas.

Paraguay, en actitud digna, no olvida que su ilegal suspensión del MERCOSUR (en junio del año pasado) fue, en verdad, una excusa burda para permitir el ingreso de Venezuela, hasta entonces bloqueado -conforme a derecho- por Paraguay, que entendía (y entiende) que Venezuela -desde hace rato ya- ha dejado de ser una democracia, asemejándose cada vez más a Cuba, la única tiranía de la región.


Ocurre, además, que Paraguay no tiene demasiado apuro por regresar al MERCOSUR, una organización empantanada en la retórica. Por eso, pese a que su suspensión ya ha sido oficialmente levantada, difícilmente se reintegre a la organización antes de fin de año. No mientras Venezuela ejerza la presidencia “pro tempore” de MERCOSUR, lo que agrega un insulto al mal trato infligido a Paraguay. De cualquier modo en que se la interprete, la “cláusula democrática” de MERCOSUR evidencia que Venezuela no la cumple. La hipocresía de los demás Estados Miembros, sin embargo, mantiene rodeada de un muro de silencio a esta grave anomalía.

Lo cierto es que el grosero Nicolás Maduro no fue siquiera invitado a la asunción de Cartes. No podía haberlo sido, desde que trató (personalmente) de sublevar a las fuerzas armadas paraguayas, infructuosamente, para así evitar la caída de Fernando Lugo. Lo que por su enorme gravedad, no puede olvidarse. Jamás.

Paraguay puede ahora -si lo cree oportuno- negociar otros acuerdos comerciales, sin ataduras. Por ejemplo, con la “Alianza del Pacífico”, esto es con México, Chile, Colombia y Perú, en el marco del libre comercio, que es lo opuesto al ambiente de proteccionismo que ha estructurado el MERCOSUR, que perjudica a Paraguay. La “Alianza” es un espacio dinámico. Todo lo contrario al pantano paralizante en que se ha convertido el MERCOSUR. Ese espacio en el Pacífico, pese a su juventud, ya exporta más (10%) que el MERCOSUR, lo que era esperado.

Paraguay hoy “vuela”. Este año crecerá al 12% de su PBI. En lo que va del año -además- sus exportaciones han crecido un saludable 40%, cuando se las compara con las del año pasado. Exporta, entre otras cosas, más carne bovina que la Argentina, en alguna medida por lo que ha sido nuestra deserción suicida de los mercados internacionales.

Paraguay, por lo demás, pronto podrá consumir la energía eléctrica barata que le corresponde generada por la represa de Itaipú, porque inaugurará una red de transformación con la que mejorará, aún más, su competitividad como país.

Por todo lo antedicho, las sabias palabras del nuevo Canciller paraguayo, Eladio Loizaga: “El MERCOSUR quedará para más adelante”. Tiene mucha razón. Para Paraguay ello no es sólo una conducta que supone el deber de respetarse a sí mismo. Es también definir qué es lo que -económicamente- ahora más le conviene. Sin presiones. Sin dependencias. Sin prejuicios.

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