Manifestante sostiene un cartel que dice "El litio es nuestro, defendámoslo" en una protesta en Santiago de Chile. El país sudamericano es uno de los países del llamado “triángulo del litio” y pretende crear una empresa nacional de litio para explorar, extraer y fabricar el material (Imagen: Iván Alvarado/Alamy)
La perspectiva de una mayor cooperación regional en litio parece estar sobre la mesa en América del Sur, en un período de relativa armonía política entre los gobiernos de Argentina, Chile y Bolivia, los países del llamado "triángulo de litio", donde grandes reservas se encuentran minerales, estratégicos para la transición energética.
A medida que aumenta la demanda de litio, el interés en maximizar los beneficios de un potencial auge global ha llevado a la reanudación de iniciativas entre las tres naciones, con un enfoque en compartir conocimientos geológicos, regulatorios y científicos. México, relativamente nuevo en la escena del litio, con el descubrimiento de depósitos en el estado de Sonora en 2019, también ha dado pasos hacia la cooperación.
Sin embargo, el proceso no será sencillo y requerirá un aprendizaje del Estado. "A veces creemos que entendemos el litio, pero en realidad no sabemos lo que tenemos [en reservas]". Hay una gran asimetría de información a la hora de sentarse a hablar con las empresas”, dijo
Los países del triángulo del litio tienen trayectorias muy diferentes en términos de regulaciones, historia de producción y desarrollo científico para la producción de litio.
Además, su producción actual está muy por debajo del recurso estimado. En 2020, Argentina representó el 8% de la producción mundial, mientras que Chile representó el 22%, según estimaciones, con dos grandes operaciones operando en cada caso. Bolivia aún no tiene producción a escala industrial.
En Argentina, la exploración de litio se enmarca dentro del marco regulatorio que rige la actividad minera en su conjunto y tiene como objetivo la atracción de inversión privada. En cambio, el litio tiene reglas específicas en Chile, donde el Estado posee la mayoría de las concesiones a empresas privadas. En Bolivia, el litio también se considera un recurso estratégico y el Estado controla su acceso, exploración y producción.
“La base para coordinar estrategias es el control estatal y social de las reservas de litio y de la producción primaria. No se puede manejar algo sobre lo que no se tiene control”, dijo Fornillo.
A pesar de no tener control directo sobre el mineral, Argentina quiere incrementar su participación nacional en la cadena de valor del litio, siguiendo su tradición industrial y con un fuerte grado de desarrollo científico.
“El país está en capacidad de fabricar celdas para baterías de litio que podrían servir para almacenar energía en parques solares. Queremos que en el país se procese carbonato de litio. En ese sentido, se están compartiendo experiencias con Bolivia, que también está enfocada en sumar valor", dice Salvarezza, de Y-tec.
Para Juan Carlos Montenegro, exgerente de Yacimientos del Litio Bolivianos, los países deben fortalecer sus relaciones para explorar alternativas de integración. “En los últimos años, estas iniciativas han ganado más espacio. La integración es vital para discutir el papel que queremos jugar en la gestión de la transición energética”, dijo.
''La base para coordinar estrategias es el control estatal y social de las reservas de litio y la producción primaria. No puedes administrar algo sobre lo que no tienes control.
Bolivia cuenta con una fábrica de baterías a escala de laboratorio. Montenegro advierte que la producción a gran escala requiere el suministro de otros metales como el níquel, el manganeso y el cobalto, y que en este caso parece necesaria la integración con los países de la región.
El exejecutivo de la empresa estatal de litio de Bolivia cree que si bien la competencia en el mercado global de baterías está mucho más allá del alcance regional, un posible destino para la fabricación local podría ser el almacenamiento de energía para comunidades rurales fuera de la red nacional.
En México, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha dado recientemente un paso hacia la intervención estatal en el control de las salinas.
“Esta es una ley de 'soberanía', porque le permite al Estado ejercer mayor soberanía sobre las salinas”, dice Alfredo Jalife-Rahme, analista político mexicano. Sin embargo, refuerza que “el Estado no tiene ni la tecnología de extracción ni el financiamiento para emprender este tipo de proyectos”.
Jalife-Rahme destaca la buena relación entre los gobiernos de México y Bolivia y los intercambios bilaterales sobre el litio. China es el principal titular de la concesión de exploración de litio en Sonora, México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario