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2025/11/07

La “Nueva Izquierda” en América Latina: el golpe disfrazado de democracia

 Por Rodolfo Varela

Habla un hombre de izquierda.
Un sobreviviente de la dictadura, torturado, exonerado y exiliado por casi medio siglo.
Un hombre que creyó en la justicia social, en la igualdad y en el poder del pueblo.
Pero hoy debo decirlo con dolor y con rabia:
esta nueva izquierda que gobierna parte de América Latina no representa al pueblo ni a los ideales por los que tantos entregaron su vida.


Chile lo que la Izquierda olvido !

Porque lo que vemos no es justicia social, es manipulación.
No es libertad, es control.
Y no es democracia, es un nuevo tipo de golpe —silencioso, disfrazado, ejecutado desde el poder político y judicial.


Pueblos cada vez más pobres, más enfermos y más dependientes


Esta “nueva izquierda” se presenta como defensora de los más humildes, pero en realidad los mantiene prisioneros de la dependencia.
Reparte canastas de alimentos o bonos miserables y se jacta de “ayudar al pueblo”, mientras destruye empleos, arruina la economía y condena a millones a sobrevivir de la caridad estatal.


El aumento de la pobreza bajo la izquierda en América Latina.


Así, los gobiernos inflan cifras, dicen que bajó el desempleo, pero lo que realmente bajó fue la dignidad del trabajo.
El pueblo pobre no necesita limosna: necesita oportunidades, educación, salud y respeto.
Pero eso no conviene a quienes gobiernan a base de ignorancia y manipulación.


El poder judicial como instrumento de poder político


La gran estrategia de esta nueva izquierda es apoderarse de la justicia.
Allí donde antes se pedía independencia judicial, hoy se impone lealtad ideológica.
Los gobiernos intervienen en los tribunales, nombran jueces afines y utilizan reformas judiciales con el pretexto de “modernizar” o “democratizar” la justicia.
En realidad, buscan blindarse, garantizar impunidad y perpetuarse en el poder.


Equilibrio con el lado izquierdo elevado



Entre sus métodos más evidentes están:


1. Nombramientos ideológicos.
Designan jueces cercanos al Ejecutivo, incluso forzando jubilaciones anticipadas para ocupar cargos clave con personas jóvenes y leales.

2. Reformas manipuladas.
Modifican las constituciones y leyes para reducir la independencia de los tribunales y controlar los fallos.

3. Uso selectivo del “lawfare”.
Mientras acusan a la derecha de persecución judicial, ellos mismos usan la justicia para eliminar opositores o silenciar denuncias de corrupción.

4. Control financiero y administrativo.
El presupuesto del poder judicial se convierte en un arma: castigan a los jueces incómodos y premian a los sumisos.

5. Propaganda y presión mediática.
Desacreditan públicamente a los magistrados que fallan en su contra, tildándolos de “enemigos del pueblo” o “instrumentos de la derecha”.


Ejemplos de una justicia sometida


Brasil:
El Supremo Tribunal Federal y el Tribunal Superior Electoral han intervenido directamente en el futuro político de Jair Bolsonaro, asumiendo un protagonismo político sin precedentes en la historia democrática brasileña.

Chile:
El poder judicial permitió durante décadas la impunidad de torturadores y criminales de la dictadura, amparándose en la Ley de Amnistía de 1978. Hoy, la misma clase política que se dice de izquierda mantiene ese silencio vergonzoso.
Yo mismo, como exonerado político y víctima de tortura, tuve que iniciar un proceso judicial contra el gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, que se dice defensora de los derechos humanos, por la injusticia y el abandono en el pago de pensiones miserables.
Recibo menos del 50% de un salario mínimo chileno, algo que no permite vivir dignamente en mi propio país.
Por eso sigo en el exilio.
Y por eso denuncio.

Venezuela:
El Tribunal Supremo de Justicia actúa como brazo del gobierno, validando elecciones manipuladas y anulando toda disidencia.

Conclusión: el golpe sin balas

El golpe ya no necesita tanques ni fusiles.
Ahora se ejecuta desde el poder político y judicial, desde los medios públicos y las universidades.
La nueva izquierda traicionó a los mismos pueblos que prometió liberar.
Traicionó la memoria de los caídos y el sacrificio de quienes creímos en la justicia social.


América Latina necesita despertar.


Hoy, América Latina necesita despertar.
Porque el enemigo ya no lleva uniforme militar.
Ahora viste de demócrata, reparte subsidios y habla de inclusión, mientras destruye la libertad, la dignidad y el futuro de nuestros pueblos.


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