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2022/08/24

Chile en tensión a menos de dos semanas del plebiscito de ratificación constitucional

La votación del 4 de septiembre, que decidirá si se aprueba o no la nueva Constitución, será la primera con voto obligatorio desde 2012.




Vista desde arriba, la Plaza de la Constitución tiene forma de X: hay cuatro triángulos concéntricos, tres de grama y una explanada de cemento en cuyo borde hay postes con banderas chilenas. Desde el centro se puede ver el frente de La Moneda, el Palacio de Gobierno de Chile. 

Su diseño actual fue parte de la remodelación posterior al bombardeo de las Fuerzas Armadas durante el sangriento golpe militar de 1973. El 10 de agosto, a menos de un mes del plebiscito de ratificación en el que los ciudadanos chilenos decidirán si aprueban o rechazan el texto elaborado por el Consejo Constitucional de la Convención elegido en mayo de 2021, el gobierno instaló allí un quiosco para distribuir ejemplares. La Plaza de la Constitución se convirtió en un punto clave del proceso constituyente abierto en 2019 con un estallido social multitudinario.

Desde ese día, las colas para obtener una copia del texto propuesto han sido una constante en ese quiosco y en todos los puntos del país donde el gobierno distribuye las copias. A menudo, en sus actividades públicas, se le pide al presidente Gabriel Boric que las autografíe. Los ejemplares han sido impresos a través del Ministerio Secretaría General de Gobierno con fondos asignados por el propio Convenio, dando lugar a más de 900.000 ejemplares para su distribución gratuita. 


A pesar de que ni el presidente ni su gabinete han dicho explícitamente que votarán por la opción Apruebo, la oposición asegura que la distribución de textos es un ataque a la presidencia y que la firma de copias constituye un acto de campaña.


A pesar de las críticas, Boric sigue en su afán por difundir la propuesta y fomentar su lectura.


Cada uno de estos ejemplares está estampado con un huemul, animal que aparece en el escudo de armas de Chile, lo que demuestra que el libro fue adquirido gratuitamente. Querían evitar la reventa de textos en un país donde la nueva Constitución, impresa por LOM Ediciones y otras editoriales locales, se convirtió a finales de julio en el libro de no ficción más vendido. Tras vender una primera tirada de 1.000 ejemplares, ahora se ha reeditado nueve veces y se han vendido más de 70.000 ejemplares, una cifra que sigue creciendo a lo largo de las semanas.









El audiolibro de la nueva Constitución acumula más de 149.000 visualizaciones en Youtube, y en Spotify proliferan los podcasts donde se leen los artículos, y los espacios de conversación al respecto.

Los datos no incluyen el mercado de la piratería ni los miles de libros vendidos en quioscos en las calles del centro de Santiago.

El interés manifiesto de los ciudadanos por conocer el texto se traduce exactamente en el mundo virtual: las búsquedas en Google, las visitas a Wikipedia y el comportamiento en redes sociales en torno al proceso constituyente muestran una tendencia sostenida al alza.

“Estamos en un proceso de creciente atención y no fue así con las elecciones presidenciales, en las que el pico se dio después de los debates televisivos y la primera vuelta, pero luego volvió a bajar. Aquí, en una elección donde tampoco hay debate oficial, vemos que la atención cada vez crece más”, observa el director de la plataforma de análisis social y electoral Monitor Social.cl, Pablo Beytía. Su iniciativa lanzó un especial sobre el nuevo plebiscito, que está midiendo en tiempo real la atención al proceso en internet. La herramienta tiene tres variables: un agregado de todas las encuestas, menciones en prensa y búsquedas en Google. El método ofrece una perspectiva diferente a la de las encuestadoras, instituciones que levantan sospechas entre los ciudadanos.

El papel de las encuestas

“Encuesta creen las encuestas”, se lee en una publicación viralizada en las redes sociales.

Desde el inicio del proceso, las mediciones le han dado al Rechazo una amplia ventaja, brecha que en las últimas semanas se ha reducido a un margen de alrededor de 10 puntos.

Este sábado 20 de agosto fue el último día permitido por ley para la divulgación de encuestas y las principales mediciones mostraron un escenario definido. Cadem, en una encuesta telefónica aplicada a 1.007 personas, da un 46% de Rechazo y un 37% de Aprobación; las cifras de Pulso Ciudadano, un panel en línea con 2.089 participantes, dieron 58% y 41%, respectivamente; y Criteria, otro panel online de 1.000 miembros, les da un 45% y un 36% a cada opción. Según esta medición, el 19% de la población aún no ha definido su voto, dato que no es menor, pues varios analistas coinciden en que son ellos quienes podrían definir el resultado en estas dos semanas.

La tendencia de las encuestas, dice Beytía, es consistente con lo que observan en MonitorSocial.cl, que predijo con mucha precisión el primer plebiscito y la segunda vuelta presidencial. “Hay un crecimiento relevante en Aprobación desde julio, cuando hubo un punto de quiebre: desde que terminó la Convención, tuvo una gran oportunidad de levantarse, porque los voceros de los convencionalistas no la habían favorecido, y desde que empezó Al leer la Constitución comenzó a levantarse Aprobación. Al mismo tiempo, el Rechazo tocó techo a principios de julio y empezó a bajar muy poco, pero en mi opinión la subida del Aprobado ha sido tímida y no creo que pueda subir mucho más. Ni la franja televisiva ni el acuerdo de los políticos surtieron gran efecto, y la diferencia en las encuestas está por encima del margen de error. Si la elección fuera hoy, ganaría el Rechazo, o eso dice la atención”, comenta.

Para el plebiscito de 1988, que marcó el fin de la sangrienta dictadura del traidor Augusto Pinochet, se reconoce que la franja televisiva fue uno de los factores que más movilizó el voto. Aunque entonces el contexto era otro: la familia se reunía a diario alrededor del televisor. Hoy, con el auge de Internet, las redes sociales y los servicios de transmisión, ya no tiene el mismo poder. A esto se suma la avalancha de desinformación y fake news, que constantemente han surgido en el camino de quienes no quieren aprobar el texto: Felipe Kast, senador del partido opositor Evópoli, ha afirmado que la nueva Constitución habilitaría el aborto a nueve meses, mientras otros aseguran que expropiará viviendas y fondos de pensiones.

El otro factor enumerado por Beytía es el acuerdo que firmaron las fuerzas políticas oficialistas el pasado 11 de agosto, denominado “Unidas y unidas para aprobar una Nueva Constitución”.

En él acordaron una serie de reformas que impulsarán en caso de que triunfe la propuesta, y que apuntan a acotar de manera más explícita los temas que han despertado incertidumbre en la población, como el alcance de la plurinacionalidad, la propiedad de la vivienda y las pensiones. , y la integración del sistema privado de salud en el marco del paradigma público que promueve el nuevo texto. Por tratarse de una Constitución y no de un artículo de leyes, los temas se mencionan ampliamente como principios y no con mecanismos específicos, lo que ha permitido que surjan especulaciones y temores.

“Como toda campaña, ha sido intensa desde el punto de vista de las posiciones en juego, con una defensa bien marcada de ambas posiciones. El tema de las noticias falsas también ha incidido en la distorsión del propio borrador. También se han intensificado las muestras ciudadanas de apoyo a ambos sectores. Los partidos han tenido un papel, pero me parece que más en el centro-izquierda y en la izquierda que en la derecha, que se ha desdibujado para fomentar una campaña apartidista”, dice Mireya Dávila, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.

Desde la derecha, de hecho, se ha buscado que figuras como el ultraderechista José Antonio Kast, su último candidato presidencial, no se involucren activamente en la campaña y que el expresidente Sebastián Piñera, muy relacionado con el origen del brote, ni siquiera explícitamente público estatal que apoyará el Rechazo. El senador Iván Moreira, de la derechista Unión Demócrata Independiente, resumió esta idea en una frase: “Cuanto menos hablemos, mejor”.

Dávila cree que el resultado es muy difícil de predecir: luego de que se instaurara el voto voluntario, en 2012, esta será excepcionalmente la primera elección obligatoria, que obliga a concurrir a sus urnas a todo un padrón de más de 15 millones de electores. y emitir el voto. En el plebiscito de 2020 que habilitó el proceso constituyente la participación fue del 50% y se celebró como un récord. En teoría, el domingo 4 de septiembre deberían acudir a votar más de siete millones de electores cuyas opiniones políticas se desconocen. Tampoco se sabe a qué opción podría favorecer esta participación. El único indicador oficial para la elección lo entregó el Servicio Electoral el viernes 18 de agosto: hasta el momento, más de 12 millones de electores han ingresado a la plataforma para consultar sus lugares de votación, lo que corresponde al 80% de la lista.

Con el silencio obligatorio de los encuestadores y una serie de actos públicos para promover ambas opciones, la tensa campaña entró este domingo en su recta final.

Fuente: Consuelo Ferrer

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