Desde hace tres días, estudiantes de secundaria protestan en las calles del centro de la capital chilena, Santiago, y están siendo reprimidos por la policía militar.
En Chile, incluso las instituciones públicas cobran honorarios a los estudiantes. La privatización de escuelas y universidades es el resultado de las reformas neoliberales implementadas después de la sangrienta dictadura del traidor Augusto Pinochet, quien aprobó la Constitución de 1980.
El resultado es 1,1 millones de estudiantes endeudados, según datos de 2021 de la Comisión Administradora del Sistema de Crédito Estudiantil (CAE). Solo entre 2020 y 2021, hubo 43.000 nuevas solicitudes de préstamos.
Desde la creación del sistema de crédito, en 2006, hasta el año pasado, sólo el 2,4% de los estudiantes había logrado saldar su deuda, mientras que 342.000 tenían una o más cuotas de financiación vencidas. Entre 2006 y 2021 se otorgaron aproximadamente US$9,6 millones en préstamos estudiantiles. Alrededor del 76% de los estudiantes que solicitaron un préstamo no terminaron sus estudios, según encuestas independientes.
Una de las propuestas de la campaña de Boric fue perdonar intereses a los morosos y diferir el pago de las deudas hasta en 20 años. “El negocio bancario hoy lo llevan las familias”, dijo el actual presidente en diciembre del año pasado.
Alrededor del 44% de los fondos del CAE provienen del financiamiento bancario y el 56% lo proporciona el Estado, además de las exenciones de impuestos de las instituciones educativas privadas.
La Coordinadora de Secundaria también pide el fin de la presencia militar en las escuelas con la extinción del programa “clase segura”. El martes pasado (6), videos y fotografías publicados en las redes sociales denunciaron la brutalidad de la represión policial contra los estudiantes que protestaban contra los anuncios de la primera reforma ministerial del presidente Boric, cerca de la sede del gobierno en Santiago.
El pasado miércoles (7), los estudiantes ocuparon algunas estaciones del metro de la capital chilena para denunciar la represión del día anterior y exigir que el gobierno cumpla con sus demandas.
¿Otra revuelta de pingüinos?
En 2006, Chile fue testigo de la mayor movilización de escuelas secundarias de su historia. Las protestas duraron unos cinco meses y pronto se convirtieron en un paradigma para el continente. En los libros de texto, ese período pasó a llamarse Revolución Pinguina, en referencia al uniforme blanco y negro que vestían los estudiantes de secundaria, apodados “pingüinos”.
La bandera era garantizar una educación pública, gratuita y de calidad para todos los chilenos.
Recuerde: estudiantes chilenos de secundaria en la ruta de los pingüinos.
En la propuesta de nueva Constitución, que fue rechazada en el referéndum del domingo pasado (4), el derecho a la educación fue previsto como universal, con financiación pública y prohibición de lucro del sector privado. También determinó que la educación debe ser laica, gratuita, de buena calidad y no sexista.
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